Capítulo 36—Planes más amplios
Durante nuestra estancia en California, en el año 1874, tuve un vívido sueño en que se me representó la utilidad de la prensa en la obra de comunicar al mundo el mensaje del tercer ángel.1TS 214.1
Soñé que varios hermanos de California estaban reunidos en consejo, tratando de acordar el mejor plan de trabajo para la próxima temporada. Algunos creían más conveniente prescindir de las ciudades populosas y trabajar en los pueblos. Mi esposo instaba apremiantemente a que se expusieran planes más amplios y se hiciesen más dilatados esfuerzos en mayor armonía con la índole de nuestro mensaje.1TS 214.2
A la sazón entró en el consejo un joven a quien frecuentemente había visto yo en sueños. Escuchó con profundo interés cuanto se decía, y después declaró con deliberada confianza y autoridad: “Las ciudades y aldeas forman parte de la viña del Señor y deben oír los mensajes de amonestación. El enemigo de la verdad está haciendo desesperados esfuerzos para desviar a las gentes de la verdad de Dios y conducirlas a la falsedad. ... Habéis de sembrar junto a todas aguas.1TS 214.3
“Podrá suceder que no veáis en seguida el resultado de vuestra labor, pero esto no ha de desanimaros. Tomad a Cristo por modelo. Tuvo muchos oyentes, pero pocos discípulos. Noé predicó a las gentes por espacio de ciento veinte años antes del diluvio; y sin embargo, de las multitudes que en aquel tiempo poblaban la tierra sólo se salvaron ocho personas.”1TS 214.4
El mensajero prosiguió diciendo: “Tenéis ideas demasiado estrechas acerca de la obra necesaria en esta época. Forjáis planes de la obra de modo que podáis abarcarla; pero habéis de ampliar vuestro criterio. No debéis poner vuestra luz debajo del celemín ni debajo de la cama, sino en el candelero, para que alumbre a todos los de la casa. Vuestra casa es el mundo.1TS 214.5
“La fiel veracidad de las obligatorias exigencias del cuarto mandamiento han de exponerse claramente ante las gentes. ‘Sois mis testigos.’ El mensaje se difundirá poderosamente por todos los ámbitos del mundo, por el Oregón, Europa, Australia, Oceanía, por todas las naciones, pueblos y lenguas. Mantened el prestigio de la verdad. Crecerá en grandes proporciones. Muchas países esperan la progresiva luz que el Señor tiene para ellos, y vuestra fe es mezquina y escasa. Es necesario que ampliéis vuestro concepto de la obra. Oakland, San Francisco, Sacramento, Woodland y las demás grandes ciudades de los Estados Unidos han de oír el mensaje de la verdad. Seguid adelante. Dios obrará poderosamente si procedéis con humildad de ánimo ante él. No es fe el hablar de imposibilidades. Nada es imposible con Dios. La luz de Dios ha de poner al mundo a prueba.”1TS 215.1
En mi última visión se me mostró que debíamos trabajar activamente en California para extender y consolidar la obra ya comenzada. Debe fomentarse la labor misionera en California, Australia, Oregón y otros territorios, mucho más ampliamente de lo que nuestro pueblo imaginaba o de lo que había previsto y proyectado. Vi que en nuestro tiempo no marchamos tan aprisa como nos abre el camino la providencia de Dios. Se me mostró que la verdad presente puede ser una gran fuerza, si los creyentes en el mensaje no dan lugar al enemigo con incredulidad y egoísmo, sino que concentran sus esfuerzos en el único objeto de vigorizar la causa de la verdad presente.1TS 215.2
Vi que se publicaría un periódico en la costa del Pacífico, que se establecería allí un sanatorio y se fundaría una casa editorial.1TS 215.3
El tiempo es corto, y todos cuantos creen en este mensaje deben sentir la solemne obligación de ser obreros desinteresados, que ejerzan rectamente su influencia, y nunca se opongan de palabra ni obra contra quienes procuren el adelanto de los intereses de la causa de Dios. Las ideas de nuestros hermanos son por completo demasiado estrechas. Esperan muy poca cosa. Su fe es muy escasa.1TS 215.4
Un periódico publicado en la costa del Pacífico daría fuerza e influencia al mensaje. La luz que Dios nos ha dado no serviría de mucho a las gentes si no se la presentáramos de modo que puedan verla. Os digo que debemos ampliar nuestro campo de visión. Vemos las cosas que están cerca, pero no las lejanas. 1TS 216.1
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En esta vida, no podemos más que empezar a comprender el tema maravilloso de la redención. Con nuestra inteligencia limitada podemos considerar muy seriamente la ignominia y la gloria, la vida y la muerte, la justicia y la misericordia que se tocan en la cruz; sin embargo ni con la mayor tensión de nuestras facultades mentales llegamos a comprender todo su significado. La largura y anchura, la profundidad y altura del amor redentor apenas si se comprenden confusamente. El plan de la redención no será comprendido enteramente, ni siquiera cuando los rescatados vean como ellos serán vistos y conozcan como ellos serán conocidos; pero a través de las edades sin fin, nuevas verdades se desdoblarán continuamente ante la mente admirada y deleitada.1TS 216.2