La herencia divina

Ustedes son herederos de Dios y coherederos con Cristo de riquezas imperecederas. Cristo dice: «Voy, pues, a preparar lugar para vosotros, para que donde yo esté, vosotros también estéis» (Juan 14: 2, 3). Entonces estaremos con Cristo hasta que la ciudad de Dios descienda sobre la tierra y tomemos posesión de nuestro hogar. Edificaremos casas y las habitaremos, plantaremos viñas y comeremos el fruto de ellas. El cielo vale la pena. Queremos que posean un hogar en la tierra nueva. Por eso hoy hemos estado hablándoles tan claro. Queremos decirles a todos ustedes que han estado pecando contra la ley de Dios: Arrepiéntanse de sus transgresiones y acudan a Jesús en busca de misericordia, y él los perdonará abundantemente. Los limpiará de toda mancha de pecado.SE1 209.3

Ustedes serán un pueblo feliz mientras sepan que no están en conflicto con la ley de Dios, y que hay una corona preparada para cada uno de ustedes. Solo hemos tocado unos cuantos puntos de la verdad, pero deseamos que sean hacedores de la Palabra de Dios, para que cuando él venga, la casa de ustedes no caiga, porque la han edificado sobre la Roca. Mientras que aquella que estaba edificada sobre la arena, será arrasada.SE1 209.4

Que Dios nos ayude a guardar todos sus mandamientos para que podamos echar nuestras coronas relucientes a sus pies. Èl perdonará todos nuestros pecados si acudimos ante él contritos. Entonces podremos cantar el cántico de Moisés en la ciudad de Dios.SE1 210.1