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Sermones Escogidos Tomo 1 - Contents
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    Revelar a Cristo

    Hagamos clara la enseñanza de lo que significa ser cristiano. «Si alguno quiere venir en pos de mí», dijo Jesús, «niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame». «El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él». El alimento es la esencia de lo que ingerimos para que nuestros cuerpos puedan ser fortalecidos y desarrollados. De igual forma hemos de alimentarnos con todo lo que edifique nuestra naturaleza espiritual. Jesús dijo: «El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha. Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida».SE1 240.1

    Nuestros cuerpos se nutren de lo que ingerimos, así nuestra naturaleza espiritual se nutrirá de aquello que comemos. Si nos alimentamos de Cristo, al pensar en él y obedecer sus palabras, seremos edificados en él, y crecemos en gracia y en el conocimiento de la verdad hasta la completa estatura de hombres y mujeres en Cristo Jesús. «Recibiendo nosotros un Reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia» (Heb. 12: 28).SE1 240.2

    Mientras Dios obra en nosotros el querer, hemos de cooperar con él manifestando una determinación como la de Daniel para hacer su voluntad. Los maestros de la palabra de Dios no han de rehuir ninguna parte del consejo divino, no sea que los miembros del pueblo ignoren cuál es su deber, y no entiendan cuál es la voluntad de Dios respecto a ellos, y tropiecen y caigan en perdición. Pero mientras el que enseña la verdad debe ser fiel al presentar el evangelio, nunca debe enseñar un compendio de temas que la gente no puede comprender porque son nuevos para ellos y difícil de entender. Tomen un punto a la vez, y explíquenlo, hablando despacio y con voz clara. Hablen de tal manera que la gente sepa cuál es la relación de ese tema con otras verdades de vital importancia.SE1 240.3

    Todo aquel que llega a ser un maestro, debe también llegar a ser un alumno y sentarse diariamente a los pies de Jesús. Es imposible para alguien usar bien la palabra de verdad, a menos que fervorosamente busque sabiduría de lo alto para entender lo que se enseña en las Escrituras. El Espíritu Santo tiene que encauzar la palabra dirigida al corazón. Si el que predica se esconde a sí mismo en Cristo, será difícil crear prejuicios en los corazones de aquellos que están buscando la verdad como a un tesoro escondido, porque él revelará a Cristo, no a sí mismo.SE1 240.4

    «Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, al hombre perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo» (Efe. 4: 11-13). Aunque Dios ha puesto diferentes obreros en la iglesia, nadie puede ser negligente en el cumplimiento de su deber.SE1 241.1

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