35—El privilegio del alumno
ME ALEGRA ver a tanto de ustedes aquí esta mañana. Quiero decirles a los estudiantes que la prosperidad de la escuela depende en gran medida de sus esfuerzos. Sus profesores harán todo lo posible para ayudarlos. Intentarán mostrarles qué deben hacer para heredar la vida eterna. Procurarán manifestarles cómo familiarizarse con los principios vivientes de verdad, para que puedan presentarse delante de Dios y de los hombres en posición ventajosa. ¿Desean ustedes colaborar con sus maestros? ¿Se esforzarán seriamente para llegar a ser hombres y mujeres de bien? Cristo espera para ayudarlos, y él es el Todopoderoso Ayudador. Cuando Dios lo concedió a nuestro mundo, entregó todo el cielo. Puso en sus manos todos los poderes, todos los recursos del cielo, para darlos a quienes lo reciban a él. Cristo vino a este mundo para darnos un ejemplo de lo que podemos llegarSE1 287.1
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Parte de un discurso pronunciado en la inauguración de la Escuela San Fernando, en California, 1 de octubre de 1902. Manuscrito 125a, 1902. a ser, vino para mostrarnos que podemos vivir una vida perfecta. Nos dice: «Y yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mat. 28: 28).
Alumnos, ustedes están aquí con el objetivo de adquirir una educación que los ayudará a estar al lado de Cristo al servir desinteresadamente. Esta es la más elevada educación que les será posible obtener. La Palabra de Dios declara: «Somos colaboradores de Dios» (1 Cor. 3: 9). «Ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad» (Fil. 2: 12, 13). Mientras se mantengan firmes ante Dios, llenos de valor y perseverancia, revelando constantemente la abnegación, los ángeles del cielo acudirán a esta escuela. Ellos los cuidarán. Su salud será importante para Dios, porque ustedes guardan sus mandamientos.SE1 288.1
No permitan que el egoísmo se mezcle con su tareas. Recuerden la lección que Cristo dio a sus discípulos cuando se disputaban cuál de ellos sería el mayor. Colocando un niño en medio de ellos, dijo: «Si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Así que cualquiera que se humille como este niño, ese es el mayor en el reino de los cielos» (Mat. 18: 3, 4).SE1 288.2
Durante su estadía en la escuela, no dediquen tiempo a aprender cosas que les serán de poca utilidad en su vida futura. En lugar de tratar de aprender idiomas extranjeros, esfuércense primeramente en hablar correctamente su propio idioma. Asegúrense de aprender [contabilidad]. Obtengan un conocimiento de los ramos de estudio que les ayudarán a ser útiles dondequiera que se encuentren.SE1 288.3
Recuerden constantemente cuán necesario es estar unidos a Cristo. En comunión con él, traerán a su trabajo el aroma de su carácter; y sus vidas bien ordenadas serán una bendición para sus profesores y sus compañeros. La presencia santificadora de Dios estará con ustedes mientras buscan hacer la voluntad de Dios con el deseo sincero de glorificarlo.SE1 288.4
Entre ustedes, hay algunos que han venido aquí a prepararse para ser misioneros. ¡Que el Señor los ayude y bendiga sus esfuerzos! El número de nuestros misioneros no es siquiera la mitad de lo que debería ser. Los campos están blancos, listos para la siega; pero los obreros son pocos. Dios está esperando para dotarlos de poder de lo alto a fin de que ustedes puedan salir a trabajar para él.SE1 288.5
Tendrán muchas oportunidades de ayudarse mutuamente. No todos son capaces de captar las ideas con presteza. Si ven que a un condiscípulo le resulta difícil entender sus lecciones, explíquenselas. Sean pacientes y perseverantes, y con el tiempo la indecisión e incapacidad de este desaparecerán. Será reconfortado y fortalecido para soportar la prueba. En el esfuerzo por ayudar a los demás, también ustedes serán bendecidos. Dios les dará el poder para avanzar en sus estudios. Cooperará con ustedes en sus esfuerzos por ayudar a sus condiscípulos, y serán pronunciadas en el cielo las palabras: «Bien, buen siervo y fiel».SE1 288.6
Reúnanse dos o tres alumnos, y pídanle a Dios que los ayude a ser misioneros en esta escuela, a ser una bendición y una ayuda para sus compañeros. La vida de ustedes ejercerá una poderosa influencia para el bien de aquellos que se burlan de la religión.SE1 289.1
Que nuestra fe sea pura, fuerte y firme. Traigan a la escuela toda la amabilidad que les sea posible. Que la gratitud hacia Dios llene sus corazones. Recuerden las palabras: «El que ofrece sacrificios de alabanza honrará Dios» (Sal. 50: 23). Al levantarse por la mañana, arrodíllense junto a su lecho y pidan a Dios que los fortalezca para cumplir los deberes del día y hacer frente a las tentaciones. Pídanle que los ayude a poner en su trabajo la dulzura del carácter de Cristo. Pídanle que los ayude a pronunciar palabras que atraerán a quienes los rodean a estar más cerca de Cristo.SE1 289.2
Vivan en este mundo con algún propósito. Si desperdician la vida que Dios les ha dado, cuando venga para llevar a sus hijos a su hogar celestial, no tendrán lugar en las mansiones que Cristo está preparando para los que le aman.SE1 289.3
Dios desea que reciban la sabiduría que él tiene para ustedes. Desea que sean estudiantes y creyentes en la Biblia, que vivan en obediencia a las palabras: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo” (Luc. 10: 27). Entonces él podrá impartirles el poder de su verdad. Podrá moldearlos y formarlos a la semejanza divina. Al vivir conforme a la voluntad de Cristo, ustedes serán transformados a su semejanza. Crecerán en él, y al fin las perlinas puertas de la santa ciudad girarán en sus resplandecientes goznes, y ustedes entrarán para escuchar las palabras: «Bienaventurados los que guardan sus mandamientos, para que tengan derecho al árbol de la vida, y poder entrar por las puertas en la ciudad» (Ap. 22: 14, RVA). En sus manos se colocará un arpa de oro y tocando sus cuerdas, ustedes se unirán a la hueste redimida para llenar todo el cielo con cánticos de alabanzas a Dios y a su Hijo.SE1 289.4
Alumnos, den lo mejor de ustedes. Eso es todo lo que Dios les pide. El que ha dado su vida por ustedes los ayudará en sus esfuerzos para alcanzar la vida eterna. Dios quiere que tengan un cada vez más excelente y eterno peso de gloria. Obedezcan a Dios y su salvación se manifestará en esta escuela. Quiero encontrarme con todos ustedes alrededor del trono de Dios. Aprendan aquí las lecciones que Dios quiere enseñarles, y se unirán en el canto triunfal en los atrios celestiales.SE1 290.1