Una obra de limpieza

Juan le mostró a la gente el Cordero de Dios. Dijo: «¡Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!» (Juan 1: 29). La palabra «quita» posee una gran importancia. La pregunta es: ¿Seguiremos pecando como si fuera imposible que obtengamos la victoria? ¿Cómo hemos de vencer? Como Cristo lo hizo. Él oró a su Padre celestial, y nosotros podemos hacer lo mismo. Esa es la única manera. Seremos vencedores, pues se dice que aquellos que lo verán en su hermosura no tendrán «mancha ni arruga ni cosa semejante” (Efe. 5:27). Ahora bien, si hubiera alguna mancha o arruga en el carácter de ustedes, ¿no sería el momento para que empiecen a entender qué significa esa impureza para que puedan confiar que la sangre de Cristo la lave?SE1 142.1

«¿Cómo podré quitarlo?», dice alguien lleno de temor. Deben decir: «Trataré». Pero deben hacerlo creyendo que Cristo es su Salvador y que los limpia de toda maldad. Tienen un ejemplo en sus palabras. Cuando sean tentados a hablar mal, y a hacer el mal, resistan a Satanás diciendo: «No entregaré mi voluntad a tu control”. «Cooperaré con el poder divino, y a través de la gracia seré vencedor».SE1 142.2