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Sermones Escogidos Tomo 1 - Contents
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    Abandonar el pecado

    ¡Oh alma mía! ¿Por qué no abandonar el pecado hoy? El pecado crucificó a mi Señor. ¿Por qué no alejarnos de él con desprecio? ¿Por qué no amar las cosas que Cristo amó, y odiar las que Cristo odió? Él ha hecho suficiente provisión para que ustedes, mediante él, sean más que vencedores. ¿Entonces, qué necesitan? ¿Necesitan una segunda crucifixión de Cristo? No podrán tener eso. Tienen que mirar al Calvario. Deben recibir la sangre por fe y hacer uso de ella. Tienen que lavarse en ella. Deben ser limpiados por la sangre derramada de Jesucristo. Esta sangre puede limpiarlos hasta lo sumo.SE1 172.2

    Lo amo; lo amo porque él me amó primero. Ha quebrantado mi corazón; lo ha quebrantado, y no servirá para nada a menos que esté quebrantado. El corazón de ustedes tampoco sirve para nada a menos que esté quebrantado. Que Dios nos ayude para que podamos hoy mismo rendirnos a él. Hay una labor que debe hacerse aquí. Hay una obra que debe ser realizada en la iglesia: una obra maravillosa. Ustedes deben amar como nunca antes han amado. Deben orar como nunca antes han orado. Buscarlo como nunca antes lo han buscado. ¿Se encerrarán en una celda enclaustrada como lo hizo Martín Lutero para flagelarse? Surge la pregunta: «¿Daré mi primogénito [...] por el pecado de mi alma?” (Miq. 6: 6-8). ¿Son holocaustos y sacrificios lo que Dios requiere? Él dice: «Mi alma está hastiada de ellos». No es eso. Es un corazón contrito; es que ustedes se humillen, que hagan justicia y muestren misericordia. Esta es la obra de ustedes.SE1 172.3

    Aférrense de ella ahora. ¿Por qué esperar por más tiempo? ¿Por qué no confiar en lo que Dios dice? «Heme aquí, Señor, me entrego, es lo único que puedo hacer”. Si Satanás viene con sus tentaciones perversas, díganle: «No, no hay lugar en mi alma para ellas; mi alma está extasiada con el amor expresado en el Calvario. No puedo dejar que la maldad penetre en mi alma; ella crucificó a mi Señor”.SE1 172.4

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