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Sermones Escogidos Tomo 1 - Contents
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    Una guía segura

    Nunca tendrán mayor luz y evidencias que las que ustedes han disfrutado hasta aquí. Si esperan hasta el día del juicio, las que hayan recibido aquí los condenará. Pero Dios ha estado hablando y su poder ha estado en nuestro medio. Si ustedes no tienen evidencias suficientes que le muestre dónde y cómo Dios está obrando, nunca la tendrán. Es necesario, sin cuestionar, que hagan uso de los rayos de luz que han recibido.SE1 135.2

    «Pero hay algunas cosas que no han sido aclaradas”. Bien, ¿y qué si todo no está completamente claro? ¿Dónde está el peso de la evidencia? Dios equilibrará las mentes susceptibles a la influencia de su Espíritu; si no lo hace, entonces se inclinarán hacia el otro lado. Estarán exactamente allí donde se encontraba Judas; venderán a su Señor por treinta piezas de plata o algo similar. Sacrificarán todo a la incredulidad.SE1 135.3

    Les diré por qué se entristece tanto mi corazón. Es por las mentes que son susceptibles al escepticismo, a las opiniones de este o de aquel, y que actúan contra la luz y las evidencias que les han sido presentadas desde el Congreso de Minneápolis. Les digo, hermanos, que temo que finalmente ellos caerán. Tengo gran temor de que ellos jamás vencerán. Pero la sangre del Cordero y el testimonio del Cordero tienen que estar en el lado correcto de la cuestión. Dios está obrando y los que no tienen luz para saber que él está obrando, se colocan a sí mismos precisamente bajo el poder del enemigo y obran de acuerdo a esa directriz. Luego se excusan y dicen que no sabían nada. «Oh, si hubieran sabido que era el Príncipe de luz, no lo habrían crucificado». Pero, ¿por qué no lo supieron? Si tan solo hubieran reconocido que las objeciones que habían estado combatiendo no eran objeciones, no lo habrían hecho. ¿Acaso es esto una excusa? ¿Por qué no lo sabían? Recibieron las evidencias del Espíritu, y fue el falso razonamiento, la perversión de palabras y actitudes, y los mal-entendidos, lo que los condujo a esa peligrosa posición.SE1 135.4

    Pues les digo que con Dios no se juega. El Señor es un Dios celoso, y cuando manifiesta su poder, como lo ha hecho, dejar de creer es algo muy parecido al pecado contra el Espíritu Santo. Las revelaciones del poder de Dios no han podido mover y sacudir la duda y la incredulidad de algunos. ¡Qué Dios nos ayude a escapar de los lazos del diablo! Si hay gente que necesita zafarse, es aquella que asumió posición del lado equivocado en Minneápolis.SE1 136.1

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