El dador de la ley

¿Quién se atreve a afirmar que Cristo es un transgresor del sábado? Èl mismo creó el sábado. Él fue quien pronunció la ley desde el Sinaí. Él estuvo oculto en la columna de nube y fue él quien dijo: «Ignoráis las Escrituras y el poder de Dios». ¿Por qué? Porque la nublaron con sus máximas y tradiciones que habían sido transmitidas de rabí a rabí y repetidas y ampliadas hasta que las especificaciones de la ley de Dios fueron enterradas bajo un montón de hojarasca. Incluso, el pueblo no estaba seguro de que estuviera observando la ley, porque la ley es un trasunto del carácter del Padre.SE1 214.1

Si la ley hubiera podido ser abolida, Cristo no habría necesitado morir; pero vino el Hijo unigénito a sufrir y morir por la familia humana. «Los que en mí creen, las obras que yo hago, también las harán; y aun mayores harán, porque yo voy al Padre. Todo lo que pidáis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo» (Juan 14: 12, 13). Díganme, por favor, si es que pueden, por qué son tan débiles e impotentes. ¿Por qué, como profesos cris-tianos, estamos tan liados y mezclados con el mundo hasta el punto de perder de vista la eternidad, hasta perder de vista a Jesucristo y hasta perder de vista al Padre?SE1 214.2

¿Por qué, les pregunto, hay tantas familias que no tienen el Espíritu de Dios? ¿Por qué hay tantas familias que poseen tan poco de la vida, del amor y de la semejanza a Jesucristo? Es porque no conocen a Dios. Si conocieran a Dios, y si lo contemplaran por fe en Jesucristo, quien vino a nuestro mundo a morir por el ser humano, verían los encantos incomparables del Hijo. Por medio de la contemplación serían transformados a la misma imagen de Cristo. Ahora entienden ustedes que es un error adaptarnos al mundo.SE1 214.3

Disfrutamos de una vida breve en este mundo, y no sabemos cuan pronto puede llegar el día cuando la saeta de la muerte impacte nuestro corazón. No sabemos cuándo llegará el tiempo en que tengamos que abandonar al mundo y todo lo que nos interese aquí. ¿Acaso nos hemos familiarizado individualmente con Dios, el gobernante del cielo, el dador de la ley, y con Jesucristo, a quien él ha enviado al mundo como su representante?SE1 214.4