Religión en el hogar
No habrá discordia en sus hogares si Cristo es el principio pacificador que se manifiesta en sus almas. No habrá falta de cortesía allí. No habrá rudeza ni palabras ofensivas. ¿Por qué? Porque creemos y manifestamos que somos miembros de la familia real, hijos del Rey del cielo, unidos a Jesucristo por el poderoso lazo del amor, un amor que obra por fe y purifica el alma.SE1 179.2
Si aman a Jesús ustedes estarán continuamente luchando para vencer el egoísmo, y para ser bendición, consuelo, fortaleza y apoyo para las almas que él ha comprado con su sangre. No veo motivos para que no intentemos fervorosamente traer la paz de Cristo a nuestras familias y trabajar a favor de aquellos que no tienen una conexión viva con nosotros. Sin embargo, si practicamos la religión en el hogar, esta se proyectará fuera del círculo familiar. Irá con ustedes a todas partes. La llevarán a la iglesia. Los acompañará cuando vayan al trabajo. Estará con ustedes dondequiera estén. Necesitamos la religión en el hogar. Necesitamos que el principio de paz que gobierne nuestro espíritu, nuestra vida y carácter siga el ejemplo de Cristo. Él nos ha dado su ejemplo. Que Dios nos ayude a caminar y obrar con prudencia a fin de alcanzarlo.SE1 179.3
No habrá virtud alguna en las oraciones que ustedes presenten a Dios, si al levantarse de sus rodillas comienzan a proferir palabras ofensivas y mostrar un comportamiento desagradable ante sus familiares. Cuando usted se pone en pie luego de haber orado, y comienza a quejarse y a encontrarle faltas a todo, incluso a Dios mismo, porque esto también lo han hecho, las oraciones de ustedes no ascenderán más allá sus cabezas. ¿Tendremos ahora esa fe que obra por el amor y purifica el alma, aquí, donde esa reforma significa tanto? Bien, eso es lo que necesitamos; porque la lluvia tardía viene, y necesitamos que el recipiente esté completamente limpio de toda impureza. Necesitamos que el vaso sea un vaso de honra, adecuado para el uso del Maestro. Hay vasijas de deshonra y hay vasijas de honra. Queremos hacer nuestra elección ahora, y manifestar que escogemos ser un vaso de honra.SE1 179.4
No habrá ni un hombre rencilloso, ni una mujer rencillosa que entre por las puertas de la ciudad de Dios, no importa que la profesión de fe de ellos sea tan alta como el cielo. Nadie que acostumbre hablar, regañar, herir e injuriar a las almas y a la reputación del pueblo de Dios, entrará por las puertas de la ciudad de Dios. ¿Por qué? Porque habría una segunda rebelión en el cielo. Ahora necesitamos ser alumnos, aprender en la escuela de Cristo a fin de perfeccionar un carácter semejante al de él.SE1 180.1
Jesús dice: «Venid. Venid, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón». Sus brazos están abiertos: «Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar». Ha dicho a dónde debemos ir. «Venid a mí, y yo os haré descansar». ¿Lo creen ustedes? ¿Creemos hoy la palabra de Dios? ¿Creemos precisamente lo que nos dice? ¿Por qué no tenemos más libertad, por qué Cristo no es glorificado en nosotros? Es porque no creemos. Cada alma actuará según la fe que tiene.SE1 180.2
Si estamos cansados, si estamos cargados, entonces debemos acudir a quien ofrece llevar nuestras cargas. Digamos: «He aquí, Señor, vengo tal como soy. Vengo porque soy pecador. Vengo porque estoy necesitado. Vengo porque dependo completamente de ti y deseo beber de las aguas de vida. Deseo beber de las corrientes de salvación que fluyen del trono de Dios».SE1 180.3
Entonces si bebemos, ¿cómo sabremos qué cosa hemos estado bebiendo? ¿Cómo sabrá alguien qué es lo que ustedes han estado bebiendo? ¿Saldrán y empezarán ustedes a patear y a regañar a sus animales y golpearlos y lastimarlos? Los animales son mudos y no pueden responder. Dios los hizo así. Ustedes deben cuidar a sus animales. ¿Luego de orar se pondrán de pie y empezarán a regañar e incomodar a sus hijos por las circunstancias y las cosas que suceden en sus hogares? ¿Lo harán? Bueno, ¿qué podríamos pensar de ustedes? pensaremos que son agentes del diablo, eso es. Pensamos en los resultados que provocan semejante conducta. Deben esforzarse por obtener el verdadero carácter ahora, independientemente de cuál sea la profesión de fe de ustedes y cuán encumbrada sea esta. Si la verdad que profesan no los ha motivado lo suficiente como para transformar su corazón natural, para convertirlos en seres amables y corteses, y darles un nuevo corazón y una nueva mente, entonces deben procurar esa transformación de carácter hoy.SE1 180.4