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Sermones Escogidos Tomo 1 - Contents
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    Despertar a una nueva vida

    Ahora bien, si Dios ha hablado a través de mí, a menos que haya una reforma en nuestras instituciones, y en todas nuestras iglesias, a menos que sus ojos sean abiertos por el bautismo del Espíritu Santo, ustedes se perderán tan seguramente como se perdió Judas. Ustedes venderían al Señor con la misma facilidad que Judas lo vendió por treinta años piezas de plata, porque Satanás se presentará con sus tentaciones. Su tentación equivale a un soborno: «Todo esto te daré si me adoras». Y muchos que se creen leales, venderán sus preciosas almas al diablo. Y las cosas que son de valor, y que perdurarán por las edades eternas, son consideradas como un asunto de menor cuantía. Ustedes llaman al mundo un átomo, y a un átomo lo llaman mundo. Tienen ese átomo ante ustedes, buscando la supremacía en estas cosas, y dicen que sustentan los principios mientras usan costumbres mundanas; llaman a mantener los principios en los negocios, pero ellos se manejan sin estos principios. La ambición impía está posesionándose de aquel que no está dedicado a buscar la gloria de Dios, sino la gloria del yo. Esta actitud se interpone entre ustedes y Dios, y al hacerlo no han tomado en consideración la eternidad.SE1 163.1

    Hermanos y hermanas, lo mejor sería entrar en razón ahora, sin demora alguna. Deberíamos clamar para que el poder vivificante de Dios descienda sobre nosotros, y nos cure de nuestra parálisis espiritual. A menos que ustedes despierten, y que comiencen a clamar a Dios y cambien de derrotero, serán agrupados con los incrédulos, o asumirán que tienen nombre de que viven mientras están muertos. La influencia que ejercen en el mundo será una maldición viviente. Al seguir esta conducta, ustedes llevarán a muchos al camino de la muerte y del infierno. Tampoco desearán que el tribunal sesione, para que Dios no ajuste cuentas con ustedes, porque allí se decidirán sus casos para siempre.SE1 163.2

    Estamos aquí con un propósito. Hay almas que salvar. Hay que alzar la voz entre el pueblo de Dios. «¡Clama a voz en cuello, no te detengas!». ¿Por qué? ¿Cuál es el problema? «Anuncia a mi pueblo”, sí, es el profeso pueblo de Dios, ¿lo es?, «su rebelión y a la casa de Jacob su pecado» (Isa. 58: 1).SE1 163.3

    Lo que todos necesitamos es una conciencia despierta, y en el caso de muchos ella está muerta. Es preciso morir al yo y nacer de nuevo. La conciencia tiene que resucitar. Es necesario conocer qué es la religión, qué significa tener una conexión viviente con el Dios del cielo. Conocer a Dios y a Jesucristo, a quien él ha enviado: «Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado” (Juan 17: 3). Por tanto, existe un conocimiento, y les pregunto: ¿Por qué dedican tan poco tiempo a la oración? ¿Por qué dedican tan poco tiempo al estudio de sus Biblias? ¿Por qué no escudriñan la Palabra a fin de estar seguros de que siguen las indicaciones dadas allí para garantizar la vida eterna? ¿Por qué sienten tan poca responsabilidad para consagrarse ustedes y sus familias a Dios? ¿Por qué lo consideran una mera forma de adoración? Muchos de ustedes se sorprenderían grandemente si Cristo respondiera sus oraciones. Ustedes no lo esperaban. No estaban haciendo planes para ello. Poseen una rutina, y las oraciones de muchos de ustedes no se elevan más allá de sus cabezas. ¿Qué necesitamos? Arrepentimos de nuestros pecados. Confesar nuestros pecados ante Dios y convertirnos, para que nuestros pecados sean borrados, para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio y él envíe a Jesucristo (Hech. 3: 19, 20).SE1 164.1

    Pues bien, en esta ocasión hemos estado enseñando aquí, y hablando del amor de Dios. De lo dispuesto que él está a perdonar nuestros pecados. Es así. Fue una salvación completa la que se manifestó en la cruz del Calvario, y en esa misma cruz también se hace patente nuestra condenación. Es a causa de la inmensidad y la plenitud del sacrificio, y la retención de nuestra pobreza y muerte espiritual, que no nos aferramos a la esperanza puesta delante de nosotros en el evangelio. Tampoco nos beneficiamos del grandioso e infinito sacrificio que ha sido hecho a favor nuestro. ¿Qué le responderemos a Dios en el día de ajuste de cuentas? ¿Qué podremos decir? ¿Acaso que no hemos recibido el espíritu misionero para trabajar por la conversión de las almas?SE1 164.2

    Si se colocara a alguno de ustedes en un puesto de responsabilidad, con varias personas bajo su mando, es posible que se manifieste su espíritu de tiranía. Ustedes darían órdenes sobre la propiedad de Dios como si fuera de ustedes; de una forma que podría herir la dignidad incluso de seres irracionales. ¿Es ese el espíritu de alguien que irá al cielo? ¿Es ese el espíritu que morará con aquel que habita en luz inaccesible? Les aseguro que no. Esas personas que se exaltan a sí mismas para gobernar, necesitan convertirse completamente, experimentar el nuevo nacimiento que Cristo dijo que Nicodemo que debía experimentar o nunca vería el reino de Dios.SE1 164.3

    La religión es un asunto personal. No somos salvados en grupos; tampoco lo somos por tener nuestros nombres registrados en los libros de la iglesia; ni somos salvados por números. La pregunta clave es: ¿Cómo está mi alma? ¿Me he entregado completamente a Dios? En Lucas 10 leemos una pregunta que le fue hecha a Cristo: «¿Haciendo qué cosa heredaré la vida eterna?». Cristo responde al intérprete de la ley: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lees?». ¿Estoy convertido? ¿Me ha convertido en un hombre nuevo su poder transformador? ¿Soy amable? ¿Poseo los atributos de Cristo, o los atributos de Satanás? ¿Soy cortés con las almas de Dios ante quien soy responsable? ¿Soy considerado? ¿Soy paciente? ¿Soy afectuoso? ¿Manifiesto el amor de Cristo por aquellas almas por las cuales él murió?SE1 165.1

    Lo que necesitamos es pureza; lo que necesitamos es amor. Nada de sentimentalismo enfermizo; lo que necesitamos es una fe que obre por amor y purifique el alma. ¿Lo tenemos hoy, ese amor que Cristo tuvo por nosotros, que se colocó sobre el altar de sacrificio? ¿No tenemos un Salvador que como hombre pudo hacer un sacrificio por las almas de aquellos que perecen en el mundo? Cristo se dio a sí mismo como una ofrenda íntegra, completa y perfecta. Dejó la gloria que había tenido junto a su Padre antes que el mundo existiera; vino a nuestro mundo como varón de dolores y experimentado en sufrimiento. Fue herido por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados. Por damos la paz, cayó sobre él el castigo, y por sus llagas fuimos nosotros curados.SE1 165.2

    ¿Qué hemos hecho como colaboradores de Dios? ¿Hemos negado el yo? ¿Hemos levantado la cruz? ¿Hemos manifestado el intenso interés por la obra que ha de ser realizada en conexión con el Señor Jesucristo con el fin de salvar las almas que están por perecer? Es nuestra tarea manifestar el deseo profundo y sincero de salvar almas, en proporción con la inmensa obra que Dios ha encomendado a los mortales. Entonces, ¿por qué tan indiferentes? ¿Por qué tan faltos de fe? ¿Por qué somos tan mundanos? ¿Cómo podemos encontrarnos en paz con el Señor en nuestra condición actual?SE1 165.3

    ¿Hay alguien que tenga algo de qué gloriarse? ¿Hay alguien que se sienta muy capaz porque tiene maravillosos talentos? ¿Quién se los entregó? Les fueron dados por Jesucristo. ¿Qué están haciendo con ellos? ¿Estás empleando esos talentos para representar al mundo la piedad, la abnegación y el sacrificio personal? Si lo haces, entonces estarás imitando a tu Salvador Jesucristo. Lo que necesitamos es religión, semejanza a Cristo en carácter. Necesitamos la unción del Espíritu Santo. Hablemos de ello en nuestras reuniones, con nuestras familias; oremos a Dios por ello. Pero permítanme decirles que el Espíritu no vendrá sobre el hombre que ha hecho de su alma una avenida para pensamientos mundanos, para pensamientos impuros, para pensamientos sensuales, para pensamientos corruptos, tampoco para la realización de actos inicuos.SE1 165.4

    Le mostramos al pecador a Uno que puede quitar el pecado del mundo. Él no cubre al mundo con su justicia, sino que la retiene hasta que los pecadores se arrepientan y laven el manto de su carácter y lo blanqueen en la sangre del Cordero. Entonces el corazón que se ha despojado del yo estará listo para algo más. Eso es, para la llegada del Espíritu Santo. Entonces no lo podrán detener por más tiempo; saldrá a la luz. Comenzarán ustedes a trabajar por los desanimados y los sufrientes. Olvidarán el yo. El yo no será exaltado, sino que lo olvidarán, y estarán escondidos con Cristo en Dios. Cuando el yo esté resguardado con Cristo en Dios, entonces el Espíritu de Cristo se manifestará en la conducta. Dice el apóstol: «Sean ustedes santos en todo lo que hagan” (1 Ped. 1: 15, NVI).SE1 166.1

    Cuando Jesucristo pueda presentarlos a ustedes ante el Padre sin mancha, las puertas se abrirán y podrán entrar; pero si sus almas están contaminadas, y si están manchadas, el registro estará presente y tendrán que enfrentarlo en el juicio.SE1 166.2

    Lo que necesitamos es la profunda convicción del Espíritu de Dios. Lo que necesitamos es ser santificados por Dios aquí, en cuerpo y espíritu. «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón. Con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo». No con una cuarta parte ni con una fracción.SE1 166.3

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