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El Ministerio Pastoral - Contents
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    La educación continua

    La educación debe continuar durante toda la vida del ministro—Un ministro no debe nunca pensar que aprendió lo suficiente y que puede cejar en sus esfuerzos. Su educación debe continuar toda la vida. Cada día debe aprender y poner en práctica el conocimiento adquirido.—Obreros Evangélicos, 98.MPa 54.2

    Los ministros deben estudiar continuamente y mejorar aún en sus años avanzados—El verdadero ministro de Cristo debería mejorar continuamente. El sol de la tarde de su vida debe ser más sazonado y productivo que el sol de la mañana. Debe continuar aumentando en tamaño y en brillo hasta su ocaso detrás de las montañas del oeste. Hermanos en el ministerio, es mejor, muchísimo mejor, morir a causa del trabajo duro en un hogar o en el campo misionero extranjero, que enmohecerse a causa de la inacción. No desmayéis a causa de las dificultades, no os conforméis con permanecer sin estudiar y sin mejorar.—Mensajes Selectos 2:253.MPa 54.3

    Algunos ministros podrían haber hecho diez veces más si se hubieran preocupado por llegar ser gigantes intelectuales—Los hombres que se presentan ahora ante el pueblo como representantes de Cristo tienen generalmente más capacidad que educación, pero no usan sus facultades para sacar el mayor provecho de su tiempo y oportunidades. Si hubieran utilizado las energías que Dios les dio, casi todos los pastores podrían ser no solamente eficientes en lectura, redacción, gramática, sino aun en idiomas. Es esencial que se fije un blanco elevado. Pero han tenido poca ambición y no han puesto a prueba sus facultades para alcanzar una norma elevada de conocimientos generales y en cuanto a las cosas religiosas. Nuestros ministros tendrán que rendir cuenta a Dios por el enmohecimiento de los talentos que él les ha dado para que los desarrollaran mediante el ejercicio. Podrían haber hecho inteligentemente diez veces más obra si se hubieran interesado en llegar a ser gigantes intelectuales. Toda su experiencia en su elevada vocación es empequeñecida porque se contentan con permanecer donde están. Sus esfuerzos por adquirir conocimiento no obstaculizarán en lo más mínimo su crecimiento espiritual si estudian con motivos correctos y blancos adecuados.—Testimonios para los Ministros, 194.MPa 54.4

    El Evangelio no es adecuadamente enseñado por aquellos ministros que han dejado de ser estudiantes—Algunos de nuestros ministros tienen una serie de sermones, que usan sin variación año tras año. Las mismas ilustraciones, los mismos comentarios, y casi las mismas palabras. Han dejado de ser estudiantes. Se les termina el deseo de superarse, y vacilan bajo el peso de una nueva serie de sermones para prevenir la decrepitud mental. Pero el estudiante que siempre está aprendiendo, encontrará y echará mano de nueva luz, nuevas ideas, nuevas gemas de la verdad. ... El evangelio, no es propiamente enseñado y representado ante los incrédulos, por hombres que han cesado de ser estudiantes, quienes, por así decirlo, se han graduado en lo que concierne a la investigación de las Escrituras, y traen afrenta sobre la verdad, por la forma en que la manipulan.—La Voz: Su Educación y Uso Correcto, 357.MPa 55.1

    El tiempo para la predicación, el estudio, y la visitación debe mantenerse balanceado—Los ministros de la Palabra han sido los agentes escogidos por Dios para esparcir el conocimiento de su voluntad; pero hay muy poco espíritu misionero, aún entre nuestros ministros. Después de predicar la Palabra, algunos se limitan casi totalmente a la lectura y al estudio, descuidando otros deberes vitales e importantes. Aunque es correcto dedicar algún tiempo al estudio, todo ministro debe sentir un interés profundo por hacer todo lo que le sea posible hacer por la salvación de las almas por quienes Cristo murió. Debe visitar a las personas, y con amor y sabiduría buscar cómo interesarlas en las cosas espirituales.—The Review and Herald, 10 de julio de 1883.MPa 55.2

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