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El Ministerio Pastoral - Contents
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    La dieta

    Demasiada comida y muy poco ejercicio debilitan el poder moral y mental—Algunos de nuestros ministros comen abundantemente y no hacen suficiente ejercicio como para quemar los desechos que se acumulan en el sistema. Ellos comen y después pasan la mayor parte del tiempo sentados, leyendo, estudiando, o escribiendo, cuando una parte de su tiempo debería emplearse sistemáticamente en el trabajo físico. Nuestros ministros ciertamente quebrantarán su salud a menos que sean más cuidadosos en no llenar demasiado el estómago con una gran cantidad de alimentos aun cuando sean saludables. Observé que ustedes Hno. y Hna. A, estaban en peligro en este punto. La sobrealimentación no deja que fluyan libremente las palabras y los pensamientos, y esa intensidad del sentimiento que es tan necesaria para impresionar el corazón del oyente con la verdad. La complacencia del apetito nubla y limita la mente, y adormece las santas emociones del alma. Los poderes de la mente y el alma de algunos de nuestros predicadores están debilitados por los malos hábitos en su alimentación y la falta de ejercicio físico. Aquellos que apetecen grandes porciones de alimentos no deben complacer su apetito, sino que deben negarse a sí mismos y retener la bendición de músculos activos y cerebros tranquilos. La glotonería embota el ser entero desviando las energías de los otros órganos para realizar el trabajo en el estómago.—Testimonies for the Church 3:310.MPa 83.2

    Reemplace comidas de carne con frutas y granos en cantidades adecuadas—Como mensajeros de Dios, ¿no daremos un testimonio decidido en contra de la complacencia de un apetito pervertido? ¿Harán los que dicen ser ministros del Evangelio, que proclaman la más solemne verdad jamás dada a los mortales, una letrina de su estómago? Dios ha provisto una abundancia de frutas y granos, que pueden ser saludablemente preparados y utilizados en cantidades adecuadas. ¿Por qué entonces, el hombre continúa escogiendo las carnes? ¿Será posible tener confianza en nuestros ministros que se sientan a la mesa a comer la carne con otros?—Pacific Union Recorder, 9 de octubre de 1902.MPa 84.1

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