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El Ministerio Pastoral - Contents
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    Capítulo 16—Las relaciones con los demás

    La comunidad

    No debemos levantar una pared entre nosotros y el mundo—Nuestra más grande necesidad es un corazón limpio, puro y una mente comprensiva. Toda clase de falsedades maliciosas circularon en contra de Cristo, y serán circuladas en contra del pueblo que guarda los mandamientos de Dios. ¿Cómo probaremos que éstas son falsas? ¿Lo haremos levantando una pared entre nosotros y el mundo? La oración de Cristo aclara este punto: “No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal”. Aunque nuestro trabajo sea agresivo, debe hacerse basado sobre los principios bíblicos. Todas nuestras empresas han de ser administradas con la sencillez de Cristo, con paciencia, clemencia, y amor hacia Dios y hacia Cristo. Nuestro trabajo es convencer, no condenar. Los seres humanos a nuestro alrededor poseen las mismas debilidades que nosotros.—Manuscript Releases 2:195.MPa 105.1

    No denuncien a otras denominaciones—Cuando algunos que carecen del Espíritu y del poder de Dios llegan a un campo nuevo, comienzan denunciando a otras denominaciones, pensando que pueden convencer a la gente de la verdad al presentar las inconsistencias de las iglesias populares. Puede ser necesario hablar de estas cosas en algunas ocasiones, pero en general sólo crea prejuicio en contra de nuestro trabajo y cierra los oídos de muchos que de otra manera hubieran escuchado la verdad. Si estos maestros se conectaran estrechamente con Cristo, tendrían la sabiduría divina para saber cómo dirigirse a las personas.—Testimonies for the Church 4:535.MPa 105.2

    Los ministros no deben crear discordia peleando las batallas del mundo político—Los que son maestros, ministros, obreros juntamente con Dios en cualquier área, no tienen que pelear las batallas del mundo político. Su ciudadanía está en el cielo. El Señor nos llama a ser un pueblo diferente y peculiar. El no desea cismas en el cuerpo de creyentes. Su pueblo ha de poseer los elementos de reconciliación. ¿Es su trabajo hacerse de enemigos en el mundo? No, no. Ellos se han de presentar como súbditos del reino de Cristo, llevando el estandarte en el cual está inscrito, “Los mandamientos de Dios y la fe de Jesús”. Ellos han de llevar la carga de una obra especial, un mensaje especial. Tenemos una responsabilidad personal y ésta ha de ser revelada ante el universo celestial, ante los ángeles y ante los hombres. Dios no nos llama a extender nuestra influencia mezclándonos con la sociedad, ni ligándonos con los hombres en asuntos políticos, sino manteniéndonos como partes individuales de su cuerpo, con Cristo como nuestra cabeza. Cristo es nuestro Príncipe, y como sus súbditos hemos de realizar la obra que nos ha sido señalada por Dios.—Fundamentals of Christian Education, 478.MPa 105.3

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