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Mensajera del Señor - Contents
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    Arduos programas de trabajo

    Sus exigentes programas de trabajo eran difíciles aun para hombres fuertes. Ya hemos notado sus agotadores planes de viaje bajo terribles condiciones meteorológicas. En aquellos primeros años, Elena y Jaime White permanecían despiertos pasada la medianoche, leyendo pruebas de impresión y doblando revistas, para luego enfrentar los interminables deberes de cada nuevo día. 27Id., t. 1, p. 205.MDS 84.8

    Como un ejemplo de los deberes de la iglesia que se superponían como las tejas en un techo sobre Elena de White, podemos escoger lo ocurrido el 23 de junio de 1854. Con siete meses de embarazo, ella y Jaime regresaban a su casa en Rochester tras un ocupado viaje de siete semanas por Ohio, Michigan y Wisconsin. El viaje había incluido muchos compromisos de predicación, aconsejamiento a evangelistas respecto a mejores métodos de trabajo, viajes nocturnos por tren y un accidente ferroviario que incluyó la premonición de cambiar de vagones (su primer vagón quedó “muy destrozado”).MDS 85.1

    Pero regresaron a tiempo para un congreso de cuatro días en su casa, con representantes del oeste de Nueva York, Pennsylvania y Canadá. Elena de White suspiró: “Regresamos... muy desgastados, deseando descanso. .. Sin descansar nos vimos obligados a participar en la reunión”. 28Id., pp. 295, 301.MDS 85.2

    A lo largo de su vigoroso programa de predicaciones, viajes y su continua tarea de escribir, Elena de White supervisaba un ocupado horario doméstico. Como hemos notado antes (p. 75), ella generalmente tenía más huéspedes que miembros de su familia inmediata. Una entrada de su diario, correspondiente al 28 de enero de 1868 y escrita en su casa en Greenville, Michigan, es típica de lo que estamos diciendo: “El Hno. [J. O.] Corliss (un joven converso) me ayudó a preparar el desayuno. Todo lo que tocamos estaba congelado. Todo lo que estaba en el sótano estaba congelado. Preparamos nabos y papas congelados. Después de la oración, el Hno. Corliss fue al bosque cerca de lo de Thomas Wilson para conseguir leña. Jaime, acompañado por el Hno. [J. N.] Andrews, fue a Orleans, con la esperanza de regresar para la cena.MDS 85.3

    “Hice al homo ocho bandejas de panecillos, barrí los cuartos, lavé los platos, ayudé a Willie [de 13 años de edad] a poner nieve en la caldera, lo que requiere muchos baldes. No tenemos agua de pozo ni cisterna. Puse en orden mi ropero. Me sentía cansada; descansé unos pocos minutos. Preparé la cena para Willie y para mí. Justo cuando terminábamos,llegaron mi esposo y el Hno. Andrews. No habían cenado. Comencé a cocinar de nuevo. Pronto tenía algo para que comiesen. Ha sido así casi todo el día. No escribí una sola línea. Me siento triste por esto. Me siento sumamente fatigada. Mi cabeza está cansada”. 29Id. t. 2, pp. 225-226.MDS 85.4

    Mientras se estaba construyendo la nueva casa de los White en Battle Creek, a fines de 1868, ellos tenían compromisos de reuniones en los estados del este. Jaime compartió con sus lectores de la Review and Herald el alivio que sintió al regresar a su casa el 30 de diciembre de 1868: “En Battle Creek encontramos que nos habían construido una casa cómoda y agradable, y que estaba parcialmente amueblada con efectos traídos de nuestra casa [de Greenville] en el condado de Montcalm. Este lugar realmente parece como si fuera nuestra casa. Aquí encontramos descanso en varios aspectos diferentes. Nos hemos cansado de reuniones, de viajar, de hablar, de visitar, y de los asuntos de negocio que conlleva una ausencia del hogar, viviendo, por así decirlo, en maletas casi una tercera parte del año. Aquí encontramos tranquilidad por el momento”. Más adelante en el artículo hizo notar que les aguardaban sesenta cartas, ¡y todas ellas debían ser abiertas y contestadas ! 30Id., p. 252.MDS 85.5

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