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Mensajera del Señor - Contents
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    Los profetas no siempre son conscientes del pleno significado de sus mensajes

    Pedro notó que los profetas no siempre comprendían el pleno significado de sus propios escritos, especialmente aquellos que se relacionaban con eventos futuros: “Por esta salvación empezaron a interesarse y a investigar ciertos profetas que habían predicho la gracia destinada a ustedes. El Espíritu de Cristo que estaba en ellos les declaraba por anticipado los sufrimientos por Cristo y los triunfos que seguirían. Indagaban ellos queriendo saber para cuándo y para qué circunstancia lo indicaba, y se les reveló que aquel ministerio profético no miraba a ellos, sino a ustedes. Ahora, por medio de los que les trajeron la buena noticia [el Evangelio], se lo ha comunicado el Espíritu Santo enviado del cielo. Los ángeles se asoman deseosos de verlo” (1 Ped. 1:10-12, Nueva Biblia Española).MDS 34.5

    Los profetas no son omniscientes. Su comprensión de la verdad y del deber puede desarrollarse a medida que reciben nuevas revelaciones. Pero, a menos que se les dé una ayuda divina especial, aun aquello que se les revele será entendido sólo dentro del contexto limitado de sus propias circunstancias y experiencia.MDS 34.6

    El principio de la revelación progresiva (ver pág. 422) se cumple en la vida de cada profeta e incluso de una generación a otra. Elias continuó aprendiendo acerca del carácter de Dios desde la experiencia en el Monte Carmelo hasta lo que le ocurrió en la cueva de Horeb (l Rey. 18, 19). Isaías tuvo sólo una pálida idea de cómo y cuándo sobrecogerían a Israel y Judá los espantosos días que él había predicho. Jeremías vio mucho más claramente aquello sobre lo cual Isaías había escrito.MDS 34.7

    Al no ser omniscientes, a veces los profetas cometen errores de juicio y deben cambiar su consejo. El rey David consultó al profeta Natán sobre la construcción de un templo apropiado para Dios en Jerusalén, y Natán replicó: “Haz todo lo que está en tu corazón, porque Dios está contigo” (1 Crón. 17:2). Pero Natán tuvo que cambiar su testimonio: “En aquella misma noche vino palabra de Dios a Natán, diciendo: Ve y di a David mi siervo: Así ha dicho Jehová: Tú no me edificarás casa en que habite” (vers. 3-4). El hecho de que un profeta pueda cambiar de idea respecto a un testimonio del Señor muestra claramente que alguien que busca verdaderamente la voluntad de Dios debe mirar el cuadro completo, y no rechazar un mensaje a causa del carácter humano del profeta.MDS 34.8

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