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Mensajera del Señor - Contents
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    Frugalidad

    Ella aprendió a sobrellevar y superar sus penurias financieras. Sus hábitos de prudencia [en el manejo del dinero] son bien conocidos.MDS 80.3

    Los White comenzaron el manejo de su casa siendo pobres. En 1848 dejaron a la familia Howland en Topsham, Maine, en cuya casa habían vivido en los cuartos de la planta alta, y partieron hacia Rocky Hill, Connecticut, para asistir a un congreso de adventistas que guardaban el sábado, el primero de los muchos congresos que vendrían. ¿Cómo planeaban pagar su viaje? Jaime había ganado diez dólares cortando madera; la mitad se gastó en preparar a la joven familia de tres miembros para el viaje, y la otra mitad en la transportación hasta Boston y la casa de Otis Nichols. Aunque no habían dicho una palabra sobre su situación financiera, la Sra. Mary Nichols les dio cinco dólares. Después de haber comprado los boletos de ferrocarril hasta Middletown, Connecticut, les sobraron 50 centavos. En los años que siguieron tuvieron que enfrentar muchas veces desafíos económicos similares. 1Jaime cortó heno en el verano de 1848 y ganó 40 dólares; parte del dinero fue para ropa y el resto para viajar a fin de cumplir con compromisos de predicación.— Bio., t. 1, p. 140.MDS 80.4

    A mediados del invierno de 1851 los White fueron invitados a hablar en un congreso en Waterbury, Vermont. Ya les habían prestado su fiel caballo, Charlie, y el coche a S. W. Rhodes y J. N. Andrews para que estos dos predicadores pudiesen cumplir con compromisos de predicación en Canadá y el norte de Vermont. En el camino los White encontraron a un creyente pobre a quien animaron a asistir al congreso. Para que eso fuese posible, le dieron su dinero para comprar los pasajes en tren a fin de ayudarle a comprar un caballo, de modo que los tres pudieran viajar juntos en un trineo. Pronto encontraron a otro creyente y le dieron cinco dólares para que pagase su pasaje en tren. Los White continuaron en el frío de Vermont en un trineo abierto sin una frazada o un cobertor de piel de búfalo. Elena escribió: “Sufrimos mucho”. 2Id., p. 205.MDS 80.5

    En el verano de 1852 se estableció la oficina de publicaciones en Rochester, Nueva York. Todo el equipo de impresión más los escasos muebles de la casa fueron enviados desde Maine al oeste [Rochester, Nueva York] con dinero prestado. Los White instalaron la casa publicadora en su propia casa, no sólo el equipo de impresión sino las viviendas para todos los obreros. Nadie, excepto el capataz prensista, no adventista, recibía salario, fuera de un pequeño estipendio para la ropa y otros gastos que “se consideraban absolutamente necesarios”. 3 Virgil Robinson, James White (Washington, D.C.: Review and Herald Publishing Association, 1976), pp. 81-87; W. C. White, “Sketches and Memories of James and Ellen G. White, XXIV—Settling in Battle Creek”, Review and Herald, 22 de agosto, 1935.MDS 80.6

    Jaime trajo seis viejas sillar a la casa, entre las cuales no había dos iguales. Pronto agregó cuatro más, que no tenían los asientos. Elena hizo los asientos. Las papas y la mantequilla costaban demasiado; sus primeras comidas fueron servidas sobre una tabla colocada encima de dos barriles de harina. Elena declaró: “Estamos dispuestos a soportar privaciones con tal que la obra de Dios pueda avanzar”. 4Bio., t. 1, p. 230.MDS 81.1

    La situación en el hogar mejoró a medida que pasaban los años. Tanto Jaime como Elena eran especialistas en arreglárselas con lo que tenían o en prescindir de lo que necesitaban. Sin embaigo, Jaime sabía que muchas veces Elena se sacrificaba demasiado. En 1874 le escribió a su hijo William, que estaba con su madre en Battle Creek: “Me alegré mucho al saber que estabas con tu madre. Cuida a tu querida madre con la mayor ternura. Y si ella desea asistir a los campestres del este, por favor ve con ella. Consigue una carpa que sea adecuada para ustedes; que todo esté en buenas condiciones: bolsos, frazadas, una silla portátil para Mamá, y no prestes atención a sus ideas de economía, de arreglárselas con lo menos posible”.5Id., t 2, pp. 439-440.MDS 81.2

    Elena de White enseñó por el ejemplo en Europa. Después de desembarcar en Calais, Francia, ella y sus compañeros de viaje descubrieron que un camarote para dormir en el tren a Basilea costaría 11 dólares por persona. Siempre frugales, decidieron arreglárselas en los asientos. Ella comentó: “Me hicieron una cama entre los asientos, encima de los bolsos y de cajas extensibles. Descansé algo, pero dormí poco... No lamentamos cuando la noche hubo pasado”. 6Id., t. 3, p. 293. En la Asociación de Minneapolis, en 1888, los oficiales habían alquilado dos cuartos elegantes, exquisitamente amueblados. Elena de White puso reparos y encontró otro cuarto amueblado con sencillez en la casa de huéspedes.—Id., p. 390.MDS 81.3

    Desde Dansville, Nueva York, la Sra. White les escribió a sus hijos en 1865 respecto a la ropa para Edson: “La hechura costará demasiado si un sastre hace esos sacos. Si pueden conseguir a una buena mujer sastre en quien puedan confiar, contrátenla para hacer ambos sacos, si no pide demasiado”. 7Manuscript Releases t. 10, p. 27 (Hereafter, MR).MDS 81.4

    En 1894 Elena de White se encontraba en Australia y tenía en ese entonces 66 años. Ese país estaba enfrentando luchas económicas, y vendrían tiempos aun peores. Y la Sra. White estaba cansada por muchas razones. Mientras se hallaba en Melbourne escribió: “Estoy cansada, cansada todo el tiempo, y antes de mucho debo encontrar un lugar de descanso en el campo... Este año quiero escribir y hacer ejercicio en forma prudente afuera, al aire libre”.MDS 81.5

    Más tarde ella escribió: “Me estoy cansando mucho de mudarme. Esto me preocupa mucho, establecerme y luego levantar campamento, reunir manuscritos y luego desparramarlos, para después nuevamente juntarlos”.MDS 81.6

    Poco después se trasladó a un suburbio de Sidney. “Descubrimos que hay muchas maneras de gastar dinero y muchas de ahorrarlo. Tenemos el armazón de un guardarropa con dos soportes verticales, con travesaños clavados a los mismos, y un estante en la parte superior. Arriba y detrás del estante está fijado un encaje sencillo y económico, aplicado sobre una batista económica de color azul o rojo. Este respaldo está arreglado con esmero, levantado y sujetado con seguridad a los postes de la cabecera del armazón de la cama”. La mayor parte del resto del mobiliario se compró en remates. 8Bio., t. 4, pp. 138-140.MDS 81.7

    En un viaje desde Melbourne a Geelong, 64 kilómetros al suroeste (40 millas), el grupo tomó una embarcación lenta por 18 peniques cada uno ($1,92), de ida y vuelta, en vez del viaje en tren, por ocho chelines cada uno (40 centavos). Más tarde la Sra. White escribió: “Un centavo ahorrado es tan bueno como un centavo ganado”. 9Id., p. 343.MDS 81.8

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