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Mensajera del Señor - Contents
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    Uso de fuentes comunes de información

    Cuando Dios habla a los profetas no instala un diccionario o una enciclopedia en sus mentes. Los profetas toman el mensaje inspirado y hacen lo mejor posible para comunicarlo en formas de lenguaje y pensamiento que le harán justicia al mensaje. Algunos (como Pedro) necesitaban que otros les ayudasen con su gramática; 47 Ver pp. 14-15. Para el uso que Elena de White hacía de los revisores de manuscritos, ver p. 109. otros (como Lucas) reunían [información] de fuentes contemporáneas tanto como podían a fin de exponer la verdad que ardía en su interior. 48 Elena de White acudía a contemporáneos para que le ayudasen con fechas y otras informaciones. A veces ella enviaba el borrrador de un manuscrito sobre material autobiográfico a amigos que estuvieron “presentes cuando las circunstancias relatadas ocurrieron, para que los examinaran antes de publicarse”. Si encontraban “declaraciones equivocadas”, se les pedía que le informasen “inmediatamente”. — Mensajes selectos, t. 3, p. 64. Ver p. 110-111. Pablo usaba a escritores contemporáneos para establecer un mejor contacto con su público griego. 49 En cuanto a ejemplos de Pablo usando fuentes extrabíblicas, ver comentarios sobre Hech. 17:28; 1 Cor. 15:32; y Tito 1:12, enCBASD, t. 6.MDS 378.7

    Los escritores del Antiguo Testamento dependían a menudo de informes orales o documentos anteriores a fin de preparar sus mensajes. Moisés no necesitó visiones para describir la historia de su nacimiento o para volver a contar las narraciones históricas que colocó en el Génesis. Los libros de Josué y Jueces fueron probablemente compilados durante la monarquía de David, de acuerdo con la evidencia interna. Los autores de Reyes y Crónicas obviamente usaron fuentes a las que a menudo hacían referencia. En realidad, a veces los autores citaban de otros libros del Antiguo Testamento sin dar crédito a sus fuentes: compare 2 Reyes 19:1-2 con Isaías 37:1-2, y 1 Crónicas 10:1-3 con 1 Samuel 31:1-3. 50 Para una revisión cuidadosa de fuentes extrabíblicas, ver Delmer A. Johnson, “The Sources of Inspired Writings”, Adventist Review, 30 de diciembre, 1982.MDS 378.8

    El Nuevo Testamento presenta muchos casos en los que se tomaba prestada información de fuentes no bíblicas, tales como la Sabiduría de Salomón, 51 Comparar Romanos 1:20-31; 9:20-22 con Sabiduría de Salomón — C. H. Dodd, “The Epistle of Paul to the Romans”, en Moffatt's New Testament Commentary. James Moffatt, ed. (Londres: Hodder and Stoughton, 1932), VI, p. 27; Bruce M. Metzger, An Introduction to the Apocrypha (Nueva York: Oxford University Press, 1957), p. 160. 1 Enoc, 52Compare muchas referencias en Rom., 2 Cor., Efe., Col., 1 y 2 Tes., 1 Tim., Heb., Judas y Apoc. con 1 Enoc — Leonard Rost, Judaism Outside the Hebrew Canon (Nashville, TN: Abingdon, 1976), p. 200; R. H. Charles, The Apocrypha and Pseudepigrapha of the Old Testament (Oxford: Clarendon Press, 1913), II, p. 180.Testimonios de los doce patriarcas, 53 R. H. Charles, The Testaments of the Twelve Patriarchs (Londres: SPCK, 1925), p. 39. y los Tárgumes Palestinos. 54 William Barclay, The Letters to the Corinthians (Filadelfia: The Westminster Press, 1975), p. 88; Martin McNamara, The New Testament and the Palestinian Targum to the Pentateuch (Roma: Instituto Bíblico Pontificio, 1966), pp. 83, 85. Sylvester Q. Case proveyó una reseña útil de algunas de estas fuentes extrabíblicas en una monografía no publicada, “When a Prophet Borrows From ExtraBiblical Sources: A Brief Survey of Biblical Evidence”, Universidad Andrews, 1982.MDS 379.1

    Elena de White explicó francamente por qué ella usaba diversos historiadores al trazar “la historia de la lucha en las edades pasadas”. Ella escribió: “Con este fin, he tratado de escoger y reunir acontecimientos de la historia de la iglesia en forma que quedara bosquejado el desenvolvimiento de las grandes verdades comprobantes que en diversas épocas han sido dadas al mundo”.55El conflicto de los siglos, p. 14.MDS 379.2

    ¿Cómo usaba ella a estos historiadores? Ella indicó: “En algunos casos cuando he encontrado que un historiador había reunido los hechos y presentado en pocas líneas un claro conjunto del asunto, o agrupado los detalles en forma conveniente, he reproducido sus palabras, no tanto para citar a esos escritores como autoridades, sino porque sus palabras resumían adecuadamente el asunto. Y al referir los casos y puntos de vista de quienes siguen adelante con la obra de reforma en nuestro tiempo, me he valido en forma similar de las obras que han publicado”. 56Ibíd. La alusión a aquellas obras de “nuestro propio tiempo” incluirían obras como las de J. N. Andrews y Uriah Smith. MDS 379.3

    Como lo hicieron todos los profetas, Elena de White tuvo que proveer el lenguaje humano para comunicar los grandes pensamientos y los panoramas abarcantes que ella veía en visión o sentía en otros momentos de comunicación divina. Su capacidad para proveer un lenguaje y estilo apropiados maduró a medida que pasaron los años, como lo indica cualquier estudio de sus manuscritos personales y de sus escritos que han sido publicados. A veces ella reconocía que otros habían escrito con belleza y precisión sobre ciertos temas que deseaba hacer más claros en sus escritos. Para revestir mejor esas verdades reveladas divinamente ella utilizaba expresiones prestadas. La motivación que siempre la apremiaba era prontitud en la transmisión de la verdad junto con toda la gracia humana que fuese posible.MDS 379.4

    Algunos han suscitado dos preguntas respecto a los escritores bíblicos y a Elena de White: ¿Cómo afecta a la autoridad del escritor el hecho de que pida material prestado? ¿Se vuelve inspirado el material prestado? Estas preguntas surgen porque se entiende erróneamente la inspiración como dictado mecánico (inspiración verbal).MDS 379.5

    Probablemente no se formularían esas dos preguntas si se entendiera que se permite a los profetas encontrar los mejores métodos a su disposición para comunicar los pensamientos que Dios les ha dado. 57Ver pp. 16, 120,173, 375-376,421. Harold Lindsell escribió: “Cuando decimos que la Biblia es la Palabra de Dios, no hay diferencia si los escritores de las Escrituras obtuvieron su información por revelación de Dios como en el caso del libro de Apocalipsis, o si investigaron el tema como lo hizo Lucas, o si consiguieron su conocimiento de fuentes existentes, de registros en los tribunales o aun de palabra. La pregunta que debemos formular es si se puede confiar en lo que ellos escribieron, dondequiera que hayan obtenido su conocimiento”. — The Battle for the Bible (Grand Rapids, MI: Zondervan Publishing House, 1976), p. 20. Robert Nicole declaró: “Si Dios no guió a los escritores sagrados en la elección del material que decidieron incorporar a su propio texto, será para siempre imposible distinguir entre lo que es verdaderamente la Palabra de Dios y lo que puede ser simplemente un registro exacto de una fuente falible. En la medida en que cualquier material aparece sancionado por el escritor sagrado, debe ser visto como sancionado también por Dios”. — Inerrancy and Common Sense (Grand Rapids, MI: Baker Book House, 1980), p. 89.MDS 379.6

    ¿Cuál es, entonces, el valor del material prestado? Parece lógico que si Dios reveló su mensaje a los profetas, también les ayudaría a comunicar el mensaje en lenguaje humano. Elena de White indicó que Dios “guió la inteligencia de ellos en la elección de lo que debían decir y escribir. El tesoro fue confiado a vasos de barro, pero no por eso deja de ser del cielo”.58El conflicto de los siglos, p. 9. MDS 379.7

    En cierto sentido, Dios no esperaba que el escritor bíblico “reinventara la rueda”. Guió a Pablo para que tomase prestado de libros apócrifos para desarrollar una parte sustancial de Romanos 1. Lo guió para que encontrase material útil, por lo menos para los oyentes de su tiempo, en los tárgumes judíos (traducción o paráfrasis aramea de una porción del Antiguo Testamento) para desarrollar 1 Corintios 10:1-4 y 2 Timoteo 3:8. Guió a Juan para encontrar ayuda generosa en fuentes contemporáneas tales como los tárgumes y 1 Enoc. Si el lenguaje ya disponible parecía ayudar al autor bíblico para apresurar la preparación de su mensaje, él tomaba prestado prudentemente para lograr su propósito. Sin duda muchos de sus contemporáneos reconocían rápidamente de dónde el escritor había tomado prestado su material. Para los que recibían el mensaje del profeta, ese préstamo no era un problema: veían el cuadro amplio del mensaje del escritor.MDS 379.8

    En forma semejante, muchos en los días de Cristo reconocían sus referencias a fuentes extrabíblicas que él usaba para desarrollar sus mensajes, mensajes que eran verdaderamente originales. Pero su uso de fuentes no tenía nada que ver con la autoridad u originalidad de sus mensajes. 59 Para un estudio sobre la relación entre las parábolas rabínicas judías y las parábolas de Cristo, ver Harvey K. McArthur y Robert M. Johnston, They Also Taught in Parables (Grand Rapids, MI: Zondervan Publishing House, 1990). “La originalidad de la enseñanza de Cristo, que es abundantemente clara en base a los registros del Evangelio, no le impidió incorporar a su enseñanza mucho que era bueno de lo que maestros anteriores habían enseñado”. — W. D. E. Oesterley, The Testament of the Twelve Patriarchs (Londres: SPCK, 1925), p. xxi.MDS 380.1

    ¿Se vuelve inspirado el material prestado? Sólo en el sentido de que ayuda al escritor a expresar más claramente su mensaje. Esto puede conducir a otra pregunta: ¿Por qué ni Pablo ni Juan dieron crédito a los autores del material que tomaron prestado? Tal vez creían, como pasó con Elena de White, que “todo rayo del pensamiento, todo destello del intelecto, procede de la Luz del mundo”. 60La educación, p. 12. Esta convicción de que Dios es el Autor de toda verdad puede haber sido una de las razones por las que no sintieron la necesidad de hacer referencia a sus frecuentes “préstamos”.MDS 380.2

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