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Mensajera del Señor - Contents
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    Enfermedad, sufrimiento y muerte

    Debido a la comprensión que Elena de White tenía del tema del Gran Conflicto, ella pudo enseñar claramente por qué existe el sufrimiento, quién lo causó y cuándo terminaría. En medio de una montaña de libros especulativos escritos desde el albor de la historia sobe el problema del sufrimiento, ella explicó lúcidamente que “la enfermedad, el padecimiento y la muerte son obra de un poder enemigo. Satanás es el que destruye; Dios el que restaura”. 14El ministerio de curación, p. 76. Ver El camino a Cristo, p. 46.MDS 269.7

    A lo largo de la historia cristiana ha prevalecido la noción de que Dios castiga a los pecadores y que un pecador sufriente debe aceptar su suerte como la voluntad de Dios. Un cuadro incorrecto del carácter de Dios produce este tipo de pensamiento. Gracias a la comprensión de Elena de White del tema del Gran Conflicto como se lo expone en la historia bíblica, ella pudo trascender el punto de vista prevaleciente: “Es verdad que todo sufrimiento es resultado de la transgresión de la ley de Dios, pero esta verdad había sido falseada. Satanás, el autor del pecado y de todos sus resultados, había inducido a los hombres a considerar la enfermedad y la muerte como procedentes de Dios, como un castigo arbitrariamente infligido por causa del pecado... La historia de Job había mostrado que el sufrimiento es infligido por Satanás, pero que Dios predomina sobre él con fines de misericordia. Pero Israel no entendía la lección. Al rechazar a Cristo, los judíos repetían el mismo error por el cual Dios había reprobado a los amigos de Job”. 15El Deseado de todas las gentes, p. 436; Mensajes selectos, L 2, p. 475; El ministerio de la bondad, p. 18.MDS 269.8

    Elena de White no echó la culpa de todo el sufrimiento a la intervención directa de Satanás. Era consciente de que siempre que los hombres y las mujeres aceptan la filoso- fía de autocomplacencia de Satanás, abren la puerta a tristes consecuencias. Jesús “les enseñaba que habían atraído su dolencia sobre sí al transgredir las leyes de Dios, y que la salud no puede conservarse sino por medio de la obediencia”. 16El ministerio de curación, p. 76. Ver Patriarcas y profetas, pp. 492-493; ver también Testimonies for the Church, t. 6, p. 224.MDS 269.9

    Sin embargo, ella vio algo más en la perspectiva más amplia referente al sufrimiento. Vio cómo Dios usaría (no causaría) dificultades humanas como medios para ayudar a los seres humanos “para que participemos de su santidad” (Heb. 12:10). Aunque el sufrimiento ha sido causado por intervención satánica o por decisiones humanas equivocadas, Dios interviene y ayuda a los que sufren a encontrar una bendición en medio de la miseria. Ella exclamó: “¡Cuántos son los que nunca habrían conocido a Jesús si la tristeza no los hubiera movido a buscar consuelo en él! Las pruebas de la vida son los instrumentos de Dios para eliminar de nuestro carácter toda impureza tosquedad... El Señor obrará para cuantos depositen su confianza en él. Los fieles ganarán victorias preciosas, aprenderán lecciones de gran valor y tendrán experiencias de gran provecho”. 17El discurso maestro de Jesucristo, pp. 14-15. “Las pruebas de la vida”, que podrían destruir toda esperanza, Dios las transforma, si se lo pedimos, y las convierte en sus “instrumentos” para el crecimiento espiritual de cada persona.MDS 270.1

    Jesús habló de otra clase de sufrimiento que no es causado por la desobediencia humana a las leyes de la vida: el que se padece frecuentemente por servir a la justicia (Mat. 5:10). Pablo se refirió a esta clase de sufrimiento: “Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución” (2 Tim. 3:12). En muchas formas consoladoras y ennoblecedoras, Elena de White puso el sufrimiento por causa de la verdad en su debida perspectiva: “Dios no conduce nunca a sus hijos de otra manera que la que ellos elegirían si pudiesen ver el fin desde el principio, y discernir la gloria del propósito que están cumpliendo como colaboradores suyos. Ni Enoc, que fue trasladado al cielo, ni Elias, que ascendió en un carro de fuego, fueron mayores o más honrados que Juan el Bautista, que pereció solo en la mazmorra... Y de todos los dones que el Cielo puede conceder a los hombres, la comunión con Cristo en sus sufrimientos es el más grave cometido y el más alto honor”. 18El Deseado de todas las gentes, p. 197. Ver también Testimonies, t. 5, p. 71.MDS 270.2

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