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Mensajera del Señor - Contents
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    “Salgan de Battle Creek”

    Elena de White se refirió al traslado desde Rochester, Nueva York, a Battle Creek, Michigan, en 1855, como el tiempo cuando “el Señor volvió favorables nuestras condiciones adversas”. 22Notas biográficas de Elena G. de White, p. 174. Pronto, junto con el crecimiento de la casa publicadora, se estableció el Instituto de Reforma de la Salud y, eventualmente, el Colegio de Battle Creek. Las tres instituciones fueron mayormente el re- sultado de las visiones de la Sra. White y las habilidades organizadoras de Jaime White. 23Ver pp. 52-53.MDS 185.5

    Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo y crecía la necesidad de personal para operar estas instituciones, emergieron todos los problemas asociados con un gueto adventista. Con el éxito desde el punto de vista del mundo vinieron los celos, la chismografía y la complacencia. Muchos de los miembros venían de comunidades pobres en Nueva Inglaterra y en los estados centrales, y esperaban colocar a sus hijos en escuelas de iglesia; las disensiones respecto a los reglamentos de esas primeras escuelas contribuyeron al malestar general. A lo largo de los años la Sra. White había escrito y hablado mucho sobre la condición espiritual decadente de los miembros de la iglesia de Battle Creek.MDS 186.1

    Al comienzo y al final del año 1902 ocurrieron dos desastres extraordinarios. El 18 de febrero se quemó hasta los cimientos el Sanatorio de Battle Creek, intemacionalmente famoso. Durante la noche del 30 de diciembre, la Review and Herald Publishing Association también quedó reducida a cenizas.MDS 186.2

    En la sesión de la Asociación General del 3 de abril de 1903, la propuesta no popular que estaba ante los delegados era: “Que las oficinas centrales de la Asociación General sean trasladadas de Battle Creek, Michigan, a algún lugar favorable para su operación en la costa atlántica”. Elena de White se levantó y dijo: “Algunos parecían pensar que cuando llegaran a Battle Creek estarían cerca del cielo, que en Battle Creek tendrían pocas tentaciones”. No comprendían que “en Battle Creek... el enemigo estaba trabajando con la mayor diligencia”. 24Review and Herald, 14 de abril, 1903, p. 17.MDS 186.3

    Ella les recordó a los dirigentes de la iglesia que por años Dios les había advertido, “Salid de Battle Creek”. Ella reseñó su respuesta a dos educadores jóvenes (P. T. Magan y E. A. Sutherland) que habían pedido consejo en cuanto al futuro del Colegio de Battle Creek: “Saquen la escuela de Battle Creek, si les es posible hacerlo”. El traslado, dijo ella, fue un “éxito”.MDS 186.4

    Luego se refirió al futuro de la casa publicadora: “Lo peor que podría hacerse ahora para las oficinas de la Review and Herald sería construir nuevamente en Battle Creek”.MDS 186.5

    Pero ella no había terminado. Incluyó al liderazgo de la iglesia: “Que las oficinas de la Asociación General y la obra de publicaciones se trasladen de Battle Creek. No sé dónde será el lugar, si en la costa atlántica o en otra parte”.MDS 186.6

    Sin la menor duda, sus instrucciones en esta reunión pusieron punto final a las vacilaciones. Se formaron comités para buscar un lugar y se investigaron propiedades desde Connecticut a Nueva Jersey. Se tenía la esperanza de encontrar algo cerca de la ciudad de Nueva York.MDS 186.7

    Comenzaron a llegar cartas de Elena de White en respuesta a fervientes exhortaciones del presidente de la Asociación General. Por la luz que ella tenía, no estaba a favor de Nueva York. Antes bien, Washington, D.C., parecía ofrecer ventajas especiales. La fórmula todavía daba resultado: Dios no liberará a los seres humanos de la tarea de tomar decisiones. Los hombres y mujeres deben hacer su parte, mientras Dios hace la suya. Dios anima a la gente que tiene luz suficiente a que efectúe las decisiones correctas, y provee siempre, cuando se le pide, la sabiduría para realizar la decisión correcta y para ejercer la facultad de actuar. Cuando se toman las decisiones correctas, Dios tiene su manera especial de respaldar dichas decisiones.MDS 186.8

    Este no fue un tiempo fácil para los dirigentes de la iglesia. Los miembros constituyentes de la corporación de la casa publicadora estaban asegurando que librarían una batalla legal. Los empleados de la casa publicadora y otros miembros de la iglesia habían invertido mucho en sus propiedades en Battle Creek y ahora temían que sufrirían un desastre financiero personal.MDS 186.9

    A. G. Daniells, presidente de la Asociación Genera, escribió en julio de 1903: “Estamos en una situación pavorosa. Dios debe ayudarnos. Estamos impotentes... Quiero decirles que comprendo como nunca la necesidad del espíritu de profecía y su valor para la iglesia. La obra de Satanás en esta hora presente es ciertamente con todo poder y señales y milagros mentirosos. Y es tan intensa y artera que sólo Dios puede enfrentarla con éxito. Nosotros, los que aceptamos las responsabilidades elevadas y sagradas de esta obra, debemos permitir que Dios nos enseñe y debemos escuchar su voz”. 25A. G. Daniells a Elena G. de White, 6 de julio, 1903, citada en Bio., t. 5, pp. 275-276.MDS 186.10

    Después de una investigación preliminar, los dirigentes de la iglesia quedaron satisfechos con la idea de que Takoma Park, en el contorno norte de Washington, D.C., debía ser el nuevo hogar para la Review and Herald Pubiishing Association y la sede central de la Asociación General. Entonces llegó una carta de Elena de White: “El Señor me ha revelado decididamente este asunto. La obra de publicaciones que se ha realizado en Battle Creek debe por el momento realizarse cerca de Washington. Si después de un tiempo el Señor dice: Trasladaos de Washington, deberemos trasladarnos”. 26Carta 140, 1903, citada en Daniells, El permanente don de profecía, p. 410.MDS 187.1

    Al reflexionar sobre ese momento, Daniells escribió: “Nadie sino los que pasaron por este trance pueden apreciar el alivio que infundieron esas palabras de certidumbre”. 27Para examinar un marco de fondo adicional, ver A. G. Daniells, El permanente don de profecía, pp. 403-415; Schwarz, Light Bearers, pp. 299-313; Schwarz, “The Perils of Growth, 1886-1905 ”, en Land, Adventism in America, pp. 131-133; A. W. Spalding, Origin and History, t. 3, pp. 66-81; Bio., t. 5, pp. 271-279.MDS 187.2

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