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Mensajera del Señor - Contents
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    Algunas visiones dirigidas a problemas secretos

    Elena de White tuvo muchas experiencias relacionadas con problemas secretos de la gente. En 1858 escribió sobre una familia campesina (padre, madre y una hija adulta) que tres años antes se habían trasladado a Illinois desde Nueva Inglaterra. Ostensiblemente la razón del traslado era “introducir la obra en el Oeste. El esposo fue con una intención, su esposa con otra. La intención de él era proclamar la verdad, la de ella, tener todos sus recursos invertidos en UDa casa y en terrenos”.MDS 163.7

    Con el transcurso del tiempo, el esposo “desobedeció el llamado de Dios a fin de gratificar a su esposa y a su hija, y estaba demasiado dispuesto a excusar o encubrir su amor al mundo bajo una apariencia de obligación hacia su familia... Vi que a menos que ella se apartase del camino de su esposo... el Señor visitaría a la familia con juicios, y la sacaría a ella del camino”.MDS 163.8

    Pronto llegó la enfermedad y la esposa murió. Mientras los White visitaban al acongojado esposo y padre, la Sra. White tuvo una visión de la lucha espiritual por la que él estaba pasando y se sintió “sorprendida ante lo que se le mostró”. Se le reveló cómo el padre se hallaba entrampado por el engaño de las riquezas y que la hija estaba “absorta por el egoísmo”.MDS 163.9

    Pero pasó el tiempo. En 1857 Elena de White tuvo otra visión respecto a esta familia de Illinois. Vio “que él no estaba avanzando suficientemente rápido, que no estaba usando sus medios para hace avanzar la causa de Dios tan rápido como debería”. Poco después de esa visión, ella oyó que este padre muy próspero había muerto a la edad de 51 años.MDS 163.10

    ¿Por qué reportó la Sra. White esta historia privada en la revista de la iglesia? Ella concluyó su artículo con estas palabras: “Al haber visto que la recompensa que recibió esta familia por la codicia debiera ser una advertencia a la iglesia, no puedo ocultar al pueblo de Dios lo que me ha sido mostrado respecto a ellos”. 87Review and Herald, 15 de abril, 1858, p. 174. La primera carta de Elena de White a esta familia está fechada el 12 de julio de 1856.MDS 164.1

    Siempre una ganadora de almas, ella reconoció a un joven relojero en Nimes, Francia, a quien había visto en visión. Tras haber sido en un tiempo un creyente, Abel Bieder se había desanimado y en ese entonces estaba trabajando en sábado mientras perfeccionaba su oficio de fabricante de relojes. Después de reunirse con él en su negocio, lo invitó a las reuniones donde ella iba a hablar. Habló privadamente con Abel, diciéndole que conocía la historia de su vida y sus errores juveniles.MDS 164.2

    “Le rogué entonces con lágrimas que cambiase el rumbo de su vida, que dejara el servicio de Satanás y el pecado, pues había llegado a ser un completo apóstata, que regresara como el hijo pródigo a la casa de su Padre... Le dije que no me atrevía a que él cruzara el umbral de la puerta hasta que, ante Dios, los ángeles y las personas presentes, dijera: ‘Desde este día seré cristiano’ “.MDS 164.3

    Al día siguiente Abel renunció a su promisoria carrera, feliz en el Señor. Pronto Elena de White le pagó su pasaje a Basilea para que pudiese ayudarles a L. R. Conradi y James Erzberger en su trabajo evangelístico. 88Delafield, Elena G. de White en Europa, pp. 263-264, 267.MDS 164.4

    La experiencia de N. D. Faulkhead en 1892 es una ilustración clásica del ministerio de Elena de White en favor de los primeros adventistas australianos. Cuando ella fue a Australia en 1891, Faulkhead era tesorero de la casa publicadora; también sustentaba los más altos cargos en varias organizaciones secretas. A medida que pasaba el tiempo, él se involucraba más y más en su trabajo en la logia masónica, y sus intereses en la iglesia languidecían.MDS 164.5

    En un viaje en barco a Australia y poco después de su arribo, Elena de White tuvo una visión abarcante que se refería en forma general a la casa publicadora y a varios testimonios personales, incluyendo uno para los Faulkhead. Cuando fue a despachar el mensaje por correo, se sintió fuertemente restringida: “Cuando cerré la comunicación lista para despacharla, me pareció que una voz me habló diciendo: ‘No todavía, no todavía: ellos no recibirán tu testimonio’ Ella retuvo el testimonio durante casi doce meses. 89Carta 39, 1893, citada en Bio., t. 4, pp. 49-50.MDS 164.6

    Durante ese tiempo los colaboradores de Faulkhead notaron su interés decreciente en su trabajo y le rogaron que reconsiderase su infatuación con las logias. Elena de White vio en visión que él era “un hombre a punto de perder su equilibrio y caer en un precipicio”. 90Manuscrito 4,1893, citado en Id., pp. 50-51.MDS 164.7

    Uno de los adventistas australianos le preguntó a Faulkhead qué haría si la Sra White tuviese un testimonio para él en relación con su afiliación a la logia a lo que él respondió: “Tendría que ser sumamente fuerte”. Ella ciertamente tenía un mensaje para Faulkhead por casi un año, aunque nadie lo sabía. 91DF 522a, N. D. Faulkhead a EGW, 20 de febrero, 1908, citada en Bio., t. 4, p. 51.MDS 164.8

    Poco después del desafío de Faulkhead, él soñó que Elena de White tenía un mensaje para él. Pocos días después él se encontró con ella y le preguntó si tenía algo para él. Replicándole que sí, ella le propuso una reunión en un futuro próximo, pero Faulkhead estaba ansioso: “¿Por qué no me da el mensaje ahora?”MDS 164.9

    Ella le dijo que varias veces había estado lista para enviarle el mensaje pero que “el Espíritu del Señor le prohibió hacerlo” porque el tiempo no estaba maduro. Pero ahora era el momento. Comenzó a leer el manuscrito de cincuenta páginas, especialmente la porción que trataba de la estrecha relación de Faulkhead con la logia masónica. Ella prosiguió con su testimonio indicando que él depositaba monedas pequeñas en las ofrendas del día sábado pero monedas grandes en la tesorería de las logias. Oyó que se dirigían a él con el título de “Maestro Venerable”.MDS 164.10

    Más tarde Faulkhead recordó: “Pensé que ella estaba muy cerca del meollo del asunto cuando empezó a hablarme en cuanto a lo que yo estaba haciendo en las logias”. 92 Carta de N. D. Faulkhead, 5 de octubre, 1908, citada en Id., pp. 51-52.MDS 164.11

    Entonces ocurrió lo inesperado. Después de cierto movimiento de su mano, ella dijo: “No puedo contar todo lo que me fue dado”. 93 Carta 46, 1892, citada en IbídMDS 164.12

    Faulkhead empalideció al contar más tarde lo ocurrido: “Inmediatamente después me dio este signo. La toqué en el hombro y le pregunté si sabía lo que había hecho. Me miró sorprendida y dijo que no había hecho nada inusual. Le dije que me había dado el signo de un Caballero Templario. Bien, ella no sabía nada acerca de eso”.MDS 164.13

    Elena de White siguió con su testimonio explicando que era imposible ser un cristiano consagrado y un francmasón. Luego hizo otro signo secreto, del cual dijo: “Mi ángel ayudante me lo hizo a mí”. Faulkhead sabía que este signo particular era conocido sólo por la orden más elevada de masones, y declaró más tarde: “Esto me convenció de que el testimonio de ella era de Dios... Inmediatamente cruzó por mi mente como un relámpago la declaración que le había hecho al Hno. Stockton de que el testimonio tendría que ser sumamente poderoso antes de que pudiese creer que ella tenía un mensaje para mí procedente del Señor”.MDS 165.1

    La respuesta de Faulkhead a la entrevista fue inmediata. Al día siguiente les dijo a sus colaboradores cómo Dios le había hablado a través de Elena de White. Su primer trabajo del día fue dictar su renuncia a sus diversas logias. Pero sus amigos de la logia no se dieron fácilmente por vencidos e insistieron en que estaba moralmente obligado a completar su periodo durante los nueve meses siguientes. La lucha fue severa y miembros de iglesia amigos de Faulkhead temblaron por él.MDS 165.2

    Al fin de esos nueve meses Faulkhead le escribió a la mensajera de Dios: “Cuán agradecido estoy al Señor por haberme enviado una advertencia de que estaba viajando en el camino equivocado... Ahora puedo ver muy claramente que si hubiera continuado con ellos eso habría sido mi ruina; debo confesar que mi interés por la verdad se estaba enfriando”.MDS 165.3

    Faulkhead continuó su servicio en la casa publicadora por muchos años y permaneció como un vigoroso dirigente espiritual en Australia. 94Carta 46, 1892, citada en Id., p. 55.MDS 165.4

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