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Mensajera del Señor - Contents
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    Diferencia entre un credo y los dones del Espíritu

    Aunque pueda parecer extraño hoy en día, muchos adventistas, a comienzos de la década de 1860, se resistían a los planes de organizar la iglesia. Un redactor que colaboraba con la revista de la iglesia declaró que incluso el hecho de seleccionar un nombre para los grupos adventistas diseminados sería “erróneo ” y que un acto tal “yace en el fundamento de Babilonia”.3Review and Herald, 22 de marzo, 1860. Ver p. 182 por una reflexión sobre cómo se organizó la Iglesia Adventista del Séptimo Día y la relación entre el surgimiento de la iglesia y el ministerio de Elena de White.MDS 426.3

    A la base de esta resistencia ruidosa e inflexible estaba la memoria vivida de cómo los milleritas fueron rechazados por las iglesias protestantes en 1844. En ese tiempo los adventistas llamaban “Babilonia ” a todas las organizaciones de iglesia y experimentaron qué significaba “salir” de las organizaciones eclesiásticas (Apoc. 18:4). En 1860 algunos adventistas creían que la organización de la iglesia conduciría nuevamente a tácticas babilónicas.MDS 426.4

    Sin embargo, a comienzos de la década de 1860 y después de mucha discusión, los adventistas escogieron su nombre, organizaron asociaciones y elaboraron un sistema para ministros con credencial. Pero había otro temor que algunos sentían: ¡con la organización vendría un credo!MDS 426.5

    El 5 de octubre de 1861, cuando se organizó la Asociación de Michigan en Battle Creek, la fraseología de la resolución incluía “la promesa de guardar los mandamientos de Dios y la fe de Jesús”. Algunos creían muy firmemente que aun esas palabras sugerían un credo.MDS 426.6

    J. N. Loughborough declaró que “el primer paso de la apostasía es formar un credo, diciéndonos lo que debemos creer. El segundo es hacer de ese credo una prueba de discipulado. El tercero es juzgar a los miembros por ese credo. El cuarto es denunciar como herejes a aquellos que no aceptan ese credo.MDS 427.1

    Y el quinto, comenzar una persecución contra los tales. Ruego que no imitemos a las iglesias en ningún sentido injustificable al dar el paso que se ha propuesto”. 4Review and Herald, 8 de octubre, 1861.MDS 427.2

    Después que otros hablaron, Jaime White, en su estilo inimitable, hizo una extensa declaración que tuvo una significación perdurable. Incluyó los siguientes conceptos: “Asumo la posición de que los credos se oponen directamente a los dones. Supongamos un caso: Organizamos un credo, indicando solamente qué es lo que haremos en relación con este asunto y con aquel otro, y decimos que también creeremos en los dones.MDS 427.3

    “Pero supongamos que el Señor, a través de los dones, nos diera nueva luz que no armoniza con nuestro credo; entonces, si nos mantenemos leales a los dones, esto derriba inmediatamente todo nuestro credo. Hacer un credo es fijar los límites y obstruir el camino para todo progreso futuro. Dios coloca los dones en la iglesia para un objetivo bueno y grande; pero los hombres que han levantado sus iglesias, han cerrado el camino o le han fijado un rumbo al Todopoderoso. Dicen virtualmente que el Señor no debe hacer nada adicional a lo que ha sido trazado en el credo.MDS 427.4

    “De este modo un credo y los dones se encuentran directamente opuestos entre sí. Ahora bien, ¿cuál es nuestra posición como pueblo? La Biblia es nuestro credo. Rechazamos todo lo que esté en la forma de un credo humano. Aceptamos la Biblia y los dones del Espíritu; adoptamos la fe de que de este modo el Señor nos enseñará de vez en cuando. Y en esto asumimos una posición contraria a la formación de un credo. En lo que estamos haciendo, no estamos dando un paso en el camino de llegar a ser Babilonia”. 5Ibid.MDS 427.5