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Mensajera del Señor - Contents
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    Capitulo 19—Evangelismo Local y Global, y Relaciones Entre las Razas

    “Evangelismo Local y Global, y Relaciones Entre las Razas” 1Notas biográficas de Elena G. de White, p. 231.MDS 210.1

    En la década de 1840 los adventistas sabatistas se dedicaron mayormente a ayudar a su pequeño grupo a entender mejor el significado del Chasco de 1844. 2 Probablemente los adventistas sabatistas computados no alcanzaban a más de 100 en 1849. Hacia 1852, las cifras aumentaron a 250; en 1863, cuando se organizó la Iglesia Adventista del Séptimo Día, los miembros computados eran 3.500.—Bull y Lockhart, Seeking a Sanctuary, pp. 111-112. Los primeros dirigentes animaron a otros milleritas a no negar su experiencia anterior al advenimiento. Expusieron enérgicamente su nueva comprensión respecto al ministerio de Cristo en el santuario celestial y la conexión del sábado como día de reposo dentro del contexto más amplio de los mensajes de los tres ángeles en Apocalipsis 14. Como es de comprender, su sentido de mission se vio frustrado por las reacciones hostiles procedentes del público en general después de la “humillación” del 22 de octubre de 1844, y de los milleritas que guardaban el domingo y que rechazaron amargamente el nuevo énfasis en el sábado como el día de reposo. Parecía que una cortina de hielo aislaba ahora a los primeros adventistas sabatistas, conduciéndolos a la convicción de que, de alguna manera, se había cerrado la puerta de misericordia para aquellos que habían rechazado las implicaciones más profundas del mensaje millerita de 1844. 3 Damsteegt, Foundations, pp. 163-164. MDS 210.2

    Pero pronto cambió el sentido de misión que implicaba la responsabilidad adventista de compartir su mensaje con el mundo. El vigor y la claridad de la joven Elena de White fue la razón primaria del viraje desde la mentalidad de la “puerta cerrada” de los primeros adventistas sabatistas a la aceptación de la responsabilidad de completar la commission evangélica. En realidad, “el punto de vista de E. G. de White tuvo una influencia profunda en las nuevas interpretaciones teológicas como también en la conciencia misionera que estaba surgiendo, haciendo dudar de que sin su influencia los primeros adventistas sabatistas habrían sobrevivido este período de confusión”. 4 Ver el capítulo 44, “La Puerta Cerrada: el Estudio de un Caso”.MDS 210.3

    El sentido adventista de misión en formación (teología) evolucionó de (1) una reafirmación de la experiencia adventista de 1844 (sin desechar este origen) a (2) una restauración de ciertas doctrinas bíblicas descuidadas que necesitaban volverse a engastar en el “Evangelio eterno”, y luego a (3) un reconocimiento de que este Evangelio restaurado debía predicarse a todo el mundo antes que Jesús volviese. 5 Damsteegt, Foundations, p. 295.MDS 210.4

    Unido a la proclamación constante del adventismo de la cercanía del advenimiento estaba su principio de restauración que motivaba e impulsaba. 6Ibíd Este principio implicaba más que una integración teológica de las enseñanzas bíblicas restauradas; incluía “el contexto de la restauración espiritual y física del hombre como preparación necesaria para el regreso de Cristo”. 7Id., p. 296. “En esta misión de restauración se reconoció el concepto de la misión de Dios, mientras se colocó la función del hombre en el contexto de una cooperación divino- humana”.— Ibíd. Elena de White fue la principal vocera del principio de restauración que le daba forma a la escatología adventista. 8Id., p. 270.MDS 210.5

    Este énfasis teológico en la restauración diferencia a los adventistas de otros grupos religiosos que recalcan la cercanía, o incluso la inminencia, de la segunda venida. La teología adventista del advenimiento continúa atrayendo a aquellos que desean “darle sentido a su propia vida”. En un estudio de investigación del Instituto de Ministerio para la Iglesia (Universidad Andrews), “en una encuesta de la Asociación de Georgia-Cumberland, el setenta por ciento de los nuevos creyentes dijo que se sentía mayormente atraído a la iglesia por ‘la verdad y belleza de sus enseñanzas’... Pocas personas se sienten atraídas a iglesias en las que la teología está rodeada por una serie de requisitos. El evidente atractivo ideológico del adventismo puede también ser una función de la manifiesta certeza teológica de la iglesia”. 9 Bull y Lockhart, Seeking a Sanctuary, p. 117.MDS 210.6

    En los primeros años, los adventistas asumieron con seriedad su deber de alcance “mundial”, pero no lo interpretaron globalmente. Al principio creían que “si el mensaje del tercer ángel era predicado por todos los Estados Unidos, de ese modo se lo habría predicado a todo el mundo”. 10 Spalding, Origin and History, t. 2, p. 194; Gottfried Oosterwal, “Continuity and Change in Adventist Mission”, en Vern Carner y Gary Stanhiser, The Stature of Christ (publicado privadamente, Loma Linda, CA, 1970), pp. 45-57.MDS 211.1

    ¿Cómo podría ser esto? Uriah Smith, luchando con el concepto, llegó a la conclusión de que, aunque “no tenemos información de que el mensaje del tercer ángel se esté proclamando actualmente en algún país fuera del nuestro... nuestra tierra está compuesta de personas de casi cada nación”. 11Review and Herald, 3 de febrero, 1859, p. 87. Aun hasta 1872 los adventistas en general creíau que Mateo 24:14 se estaba cumpliendo en la rápida expansión de las misiones protestantes. 12Review and Herald, 16 de abril, 1872, p. 138; 16 de julio, 1872, p. 36.MDS 211.2

    Pero Dios estaba usando a Elena de White para elevar la visión de la naciente denominación adventista. En su visión de 1848 en Dorchester, Massachusetts, ella le dijo a su esposo Jaime que debía iniciar un periódico y que “de este modesto comienzo brotarán raudales de luz que han de circuir el globo”. 13Notas biográficas de Elena G. de White, p. 137. Un concepto tal les parecía absurdo a sus contemporáneos. 14 Spalding, Origin and History, t 2, p. 195; Loughborough, GSAM, p. 275.MDS 211.3

    Durante la década de 1850 los adventistas que tenían familiares o amigos en Europa les estaban enviando publicaciones, y pronto pudieron encontrarse en el Viejo Mundo focos de observadores del sábado. En 1864 M. B. Czechowski, un adventista desde 1858, partió hacia Europa con sus nuevas convicciones. Esta iniciativa eventualmente dio lugar a un grupo de creyentes observadores del sábado en Tramelan, Suiza. 15 Maxwell, Dilo al mundo, pp. 149-154; Schwarz, Light Bearers, pp. 142-144; SDAE, L 10, p. 428.MDS 211.4

    Motivados por este interés europeo, en 1874 los dirigentes de la Asociación General enviaron a J. N. Andrews y su familia, los primeros misioneros al extranjero de la denominación, en carácter oficial, a Suiza. Elena de White comentó más tarde que Andrews era el “hombre más capaz en todas nuestras filas”. 16. Maxwell, Dilo al mundo, pp. 155-162; Schwarz, Light Bearers, pp. 144-147. Tres años más tarde la familia de John G. Matteson fue enviada a Escandinavia para atender el interés en los mensajes de los tres ángeles que había surgido como resultado de la siembra de publicaciones. 17 Schwarz, Light Bearers, pp. 147-148. Ya para 1890 había misioneros adventistas en unos 18 países, incluyendo varias naciones europeas, Africa, Rusia, Australia, India y Sudáfrica. MDS 211.5

    Durante ese tiempo Elena había estado educando a la iglesia. En 1871, en un mensaje basado en una visión del 10 de diciembre, extendió la siguiente apelación: “Los jóvenes deben estar adquiriendo las calificaciones para ese trabajo y familiarizarse con otros idiomas, para que Dios los use como medios de comunicar su verdad salvadora a los habitantes de otras naciones... Se necesitan misioneros que vayan a otros países para predicar la verdad de una manera cuidadosa”. 18Notas biográficas de Elena G. de White, pp. 225-226.MDS 211.6

    En 1874 ella tuvo “un sueño impresionante” de “dar el mensaje del tercer ángel al mundo”. En el sueño se le dijo que los adventistas estaban “concibiendo ideas demasiado limitadas de la obra para este tiempo. Estáis tratando de planear la obra como para poder abarcarla con vuestros brazos... Muchos países están esperando el avance de la luz que Dios tiene para ellos... Vuestro concepto de la obra necesita ampliarse grandemente”. 19Id., p. 231.MDS 211.7

    Impulsada por su propio sentido de misión, Elena de White pasó dos años en Europa, de 1885 a 1887. Estos años están bien documentados en el libro Elena G. de White en Europa.20 D. A. Delafield, Elena G. de White en Europa (Buenos Aires, Argentina: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1979). Así como ella estuvo íntimamente involucrada en el desarrollo del Movimiento Adventista en Norteamérica, ahora tuvo mucho que ver con el establecimiento de la obra en Europa sobre principios firmes. No era fácil trabajar con muchas nacionalidades e idiomas, pero las instrucciones que dio en ese tiempo a fin de promover la unidad y la bue- na voluntad han sido sumamente beneficiosas para las relaciones internacionales, nacionales e interculturales desde esa época hasta nuestros días. 21“Algunos de los que han entrado en estos campos misioneros han dicho: ‘No comprendéis al pueblo francés; no comprendéis a los alemanes. Hay que tratarlos de esta o aquella manera’. Pero pregunto: ¿Acaso Dios no los entiende? ¿No es él quien da a sus siervos un mensaje para la gente?... Aun cuando algunos sean categóricamente franceses y otros decididamente alemanes y otros profundamente americanos, todos llegarán a ser tan categóricamente semejantes a Cristo... Nadie piense que no tiene necesidad de golpe alguno [para perfeccionar su carácter!. No hay persona ni nación que sea perfecta en todas sus costumbres y maneras de pensar. Una debe aprender de otra. Por esto, Dios quiere que las diferentes nacionalidades se asocien para llegar a ser un solo pueblo en sus maneras de ver y en sus propósitos. Así será cumplida la unión que es en Cristo... Hermanos, mirad a Cristo; imitad sus modales y su espíritu; luego no os será difícil alcanzar a las diferentes clases de personas. No tenemos seis modelos para imitar, ni tampoco cinco, sino uno solo: Cristo Jesús... Quiero exhortaros, hermanos y hermanas, a no levantar un muro de separación entre las diferentes nacionalidades. Esforzaos, por el contrario, en derribarlo en todas partes donde exista”.— Joyas de los testimonios, t. 3, pp. 378-380. MDS 211.8

    L. H. Christian, un administrador en Europa desde 1922 a 1936, escribió: “El Movimiento Adventista en Europa nunca habría sido el mismo si no hubiese sido por su visita [de Elena de White] ”. 22Christian, Fruitage of Spiritual Gifts, pp. 161-162. ”Por muchos, muchos años, nuestros miembros y sus hijos en Inglaterra, Suiza, Noruega, Dinamarca y Suecia, nunca se cansaban de hablar acerca de la Sra. White. Y cuando de vez en cuando en años posteriores unos pocos desleales ridiculiza ban y menospreciaban el don de profecía y a la sierva de Dios, nuestro pueblo respondía: ‘Sabemos que no es así. La hemos oído hablar. Hemos visto su vida humilde, piadosa, inspiradora. Tenemos sus libros y ellos armonizan con la Biblia y profundizan nuestro amor por Jesús’” MDS 212.1

    Elena de White era globalista. Ella le dejaba a Dios el “cómo” del cumplimiento de Mateo 24:14. “Dios hará la obra si le damos los instrumentos”. 23Joyas de los testimonios, t. 3, p. 342. Ella, que en 1848 vio “raudales de luz” que iban a “circuir el globo”, cuando había menos de un centenar de adventistas sabatistas, nunca renunció a esa visión de un mundo iluminado con los mensajes de los tres ángeles. Motivó a la iglesia para desarrollar su mensaje y la aguijoneó para que se lanzase a cumplir con su asombrosa misión. 24 Maxwell, Dilo al mundo, pp, 163-171; Emmet K. VandeVere, “Years of Expansion, 1865-1885”, en Land, Adventism in America, pp. 87-94; Schwarz, “The Perils of Growth, 18861905”, en Land, Id, pp. 116-119; Spalding, Origin and History, t. 2, pp. 191-212.MDS 212.2

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