Loading...
Larger font
Smaller font
Copy
Print
Contents
Mensajera del Señor - Contents
  • Results
  • Related
  • Featured
No results found for: "".
  • Weighted Relevancy
  • Content Sequence
  • Relevancy
  • Earliest First
  • Latest First
    Larger font
    Smaller font
    Copy
    Print
    Contents

    Capitulo 5—Mensajera, Esposa y Madre

    “Mujer virtuosa, ¿quién la hallará?... El corazón de su marido está en ella confiado... Fuerza y honor son su vestidura; y se ríe de lo por venir... Se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada;y su marido también la alaba; muchas mujeres hicieron el bien; mas tú sobrepasas a todas” (Prov. 31:10-11, 25, 28-29). MDS 52.1

    Durante el año 1845, Elena Harmon fue invitada a compartir sus primeras visiones con grupos adventistas en Maine, New Hampshire y Massachusetts. Un joven predicador, seis años mayor que Elena, se convenció de que sus visiones eran genuinas y que su mensaje de aliento era necesario. Y así fue como Jaime White entró en la vida de la joven Elena, pero no con ideas románticas al principio.MDS 52.2

    En realidad, por unos pocos meses después del 22 de octubre, él y muchos otros pertenecientes al cuarto grupo de milleritas mencionados en el último capítulo consideraban el matrimonio como una negación de su fe en el pronto regreso de Cristo. En el Day Star, Jaime condenó a una pareja que, al anunciar su próxima boda, había “negado su fe al publicar el anuncio del casamiento, y todos nosotros consideramos esto como una treta del diablo. Los fíeles hermanos en Maine que están esperando que Cristo venga no comulgan con dicho plan”. 111 de octubre, 1845, citado en Charles W. Teel, h., ed., Remnant & Republic (Loma Linda, CA: Center for Christian Bioethics, 1995), p. 148. Ver también The Day Star, 11 de octubre, 1845, p. 47.MDS 52.3

    Pero la realidad y el sentido común prevalecieron. ¡Jaime descubrió que el amor se estaba volviendo más que un principio! Después de comprender que su ministerio conjunto con la joven Elena, aunque siempre acompañados por una hermana de ella, Sarah, o por otros fieles amigos, estaba provocando comentarios, él le propuso matrimonio. Elena aceptó su propuesta y un juez de paz los casó en Portland, Maine, el 30 de agosto de 1846. 2Ronald Graybill, “The Courtship of Ellen Harmon”, Insight (Washington, D.C.: Review and Herald Publishing Association), 23 de enero, 1973, pp. 4-7; Virgil Robinson, James White (Washington, D.C: Review and Herald Publishing Association, 1976), pp. 33-39; Schwarz, Light Bearers, p. 66; Bio., t l,pp. 110-112.MDS 52.4

    Elena recordó después de la muerte de Jaime que “no había pasado un año antes de que Jaime White hablase del asunto conmigo. Dijo que algo había surgido, y que él tendría que marcharse y dejarme salir con cualquiera que yo quisiese, o que debíamos casamos. Dijo que algo debía hacerse. De modo que nos casamos, y hemos estado casados desde entonces. Aunque él ha muerto, siento que es el mejor hombre que jamás haya vivido en esta tierra”. 3Documento del Centro White, File 733-c, citado en Bio., t. 1, p. 84.MDS 52.5

    Jaime consideraba a Elena como su “corona de gozo”. 4Life Sketches, Ancestry, Early Life, Christian Experience, and Extensive Labors of Eider James White, and his wife, Mrs. Ellen G. White (Battle Creek, MI: Seventh-day Adventist Publishing Association, 1888), pp. 131-132.MDS 52.6

    L. H. Christian, por mucho tiempo dirigente de la iglesia, recordó una conversación con una mujer que, en su temprana juventud, había jugado con la joven Elena y recordaba su triste accidente. Cuando Christian le preguntó qué recordaba acerca de Elena cuando era joven, ella respondió con una sonrisa: “Bien, esa es una historia interesante que me encanta relatar. Jaime era unos seis años mayor que Elena. Nosotros éramos jóvenes del mismo grupo. Su amistad fue un modelo y una inspiración para todos nosotros, y su casamiento, un evento feliz y muy hermoso”. 5Lewis Harrison Christian, The Fruitage of Spiritual Gifts (Washington, D.C.: Review and Herald Publishing Association, 1947), p. 50.MDS 52.7

    Así comenzó un notable matrimonio de 35 años de duración, fundado en su amor mutuo y en la convicción de que las visiones de Elena eran de origen divino. Elena Gould Harmon llegó a ser la Sra. Elena G. de White, el nombre por el cual se la conoce como la profetisa/ mensajera de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.MDS 52.8

    El público vio a Elena como la predicadora que exhortaba al reavivamiento y a Jaime como el organizador. “Como marido y mujer ellos formaban un equipo evangélico único y fuerte. Sus métodos y la división del trabajo eran perfectos. Los adventistas nunca han tenido quienes los igualen”. 6Id, p. 98.MDS 52.9

    Aun antes de su matrimonio, Jaime reconoció las habilidades excepcionales de Elena como predicadora: “Aunque tenía apenas dieciséis años, era una obrera en la causa de Cristo en público y de casa en casa. Era una resuelta adventista, y sin embargo su experiencia era tan rica y su testimonio tan poderoso que ministros y hombres sobresalientes de diferentes iglesias buscaban sus servicios como una exhortadora en sus diferentes congregaciones. Pero en ese entonces ella era muy tímida, y no se imaginaba que sería conducida ante el público para hablar a multitudes”. 7Jaime White, Life Sketches, p. 126.MDS 53.1

    Como Jaime era conocido por su persistencia y su juicio sólido, los adventistas de su tiempo lo consideraban un dirigente de confianza No sólo era un estratega sino que peleaba como un guerrero en el campo de batalla. Comenzó de la nada la obra de publicaciones de la iglesia, alentó la organización de la iglesia, y desarrolló un sistema educacional cuando otros veían eso sólo como un sueño. Su fe vigorosa y su alegría contagiosa movían a los oyentes. Aparecían los fondos y el apoyo. Su notable talento comercial libró a la denominación de muchas situaciones embarazosas. 8Christian, The Fruitage of Spiritual Gifts, p. 99; Robinson, James White, pp. 111-115, 151-163, 207-218, 226-231; Spalding, Origin and History, t. 1, pp. 43-55.MDS 53.2

    Cuando murió Jaime White, el director del Battle Creek Journal, quien había presenciado de cerca la mayoría de las iniciativas de White, escribió: “Fue un hombre de la escuela patriarcal, y su carácter fue formado en un molde heroico. Si la claridad lógica para formular un credo, si el poder para contagiar a otros con el celo de uno e impresionarlos con las propias convicciones; si la capacidad ejecutiva para establecer una secta y darle forma y estabilidad, si el genio para moldear y dirigir el destino de grandes comunidades fuesen una marca de la verdadera grandeza, el pastor White ciertamente tiene derecho a recibir tal apelativo, porque no sólo poseyó una de esas cualidades sino todas ellas en un grado notable”. 9George Willard, In Memoriam, A Sketch of the Last Sickness and Death of Eider J. White (Battle Creek, MI: Review and Herald Press, 1881), p. 10, citado en Robinson, James White, p. 302.MDS 53.3

    Sin embargo, Jaime White probablemente no sería admirado y recordado hoy tan vividamente si no hubiese unido sus fuerzas con alguien que poseía el espíritu de profecía. L. H. Christian escribió: “Grande como fue el servicio de liderazgo del pastor White a la causa adventista, su mayor servicio fue su fe permanente en el espíritu de profecía y su defensa de este don. Que él —un vigoroso hombre de negocios de amplio sentido común y de juicio equilibrado, absolutamente libre de fanatismo, siempre en contra de las manifestaciones espurias de la religión, y que conocía íntimamente a la mensajera como su esposa— abogase siempre tan lealmente en favor del llamamiento y trabajo de ella como una mensajera de Dios, les dio a nuestros miembros gran confianza en sus testimonios... Para él la misión de su vida era ser un instrumento para dar a conocer a la iglesia las visiones del Señor dadas a su compañera. Estos testimonios lo instruyeron y reprendieron a él tanto como a otros, pero los aceptó y siguió implícitamente como luz del cielo”. 10Christian, The Fruitage of Spiritual Gifts, p. 111.MDS 53.4

    Mensajera y arquitecto, profetisa y apóstol, “Jaime y Elena White fueron un equipo invalorable. Elena compartió con Jaime su sabiduría basada en sus revelaciones; él actuó vigorosamente para implementar lo que ella aconsejaba y lo que a él le parecía [que estaba respaldado por el] sentido común”. 11Emmett K. Vande Vere, “Tears of Expansión, 1865-1885”, Land, The World of Ellen G. White, p. 67.MDS 53.5

    El papel de Elena de White como una esposa amante y leal está bien documentado. En 1876, mientras vivían en Oakland, California, Elena, entonces de 48 años, sintió la necesidad de concentrarse en la terminación del segundo tomo de The Spirit of Prophecy, que destacaba la vida y la obra de Cristo. Jaime salió solo hacia Battle Creek para asistir a una sesión especial de la Asociación General.MDS 53.6

    Dos días después de su partida, ella le escribió una nota típica (24 de marzo): “Todos estamos bien como de costumbre. Nos toma un poco de tiempo calmamos tras la emoción producida por tu partida. Puedes tener la seguridad de que te extrañamos. Sentimos la falta de tu compañía especialmente cuando nos reunimos junto a la chimenea por las noches. Sentimos tu ausencia cuando nos sentamos en tomo a la mesa del comedor. Pero con el transcurso del tiempo nos acostumbraremos más a esto. Hoy hemos estado escribiendo”. 12Carta la, 1876, citado en Bio., t. 3, p. 23.MDS 53.7

    Unas pocas semanas más tarde ella escri bió una carta que reveló más de su sentido de humor como también su cálida relación con Jaime. Parte de la carta reza: “Anoche te había escrito una carta bien extensa, pero se derramó tinta sobre ella haciendo una mancha fea, y no te la mandaré. Anoche recibimos tus pocas palabras en una tarjeta postal: ‘Battle Creek, 11 de abril. Ninguna carta tuya por dos días, Jaime White’.MDS 53.8

    “Esta extensa carta fue escrita por ti. Gracias, porque sabemos que estás vivo. Ninguna carta de Jaime White previa a ésta desde el 6 de abril de 1876. Estuvimos muy agradecidos de recibir de la Hna. Hall unas pocas líneas el 9 de abril con referencia a ti. He estado esperando ansiosamente algo para contestar”.MDS 54.1

    Luego siguió una extensa descripción del paseo del día anterior en la bahía de San Francisco, en el que las altas olas le hicieron recordar de los discípulos en el tormentoso mar de Galilea. Unas pocas líneas más adelante, “Te escribiré cada mañana... ¿Harás tú lomismo?’ 13Carta 5, 1876, citada en Id, p. 26MDS 54.2

    Varios días más tarde, ella expresó por escrito su afecto a Jaime y la soledad que sentía cuando él estaba ausente: “Estamos todos bastante bien y contentos. Cada día sentimos un deseo más ferviente de una proximidad más sagrada a Dios. Esta es mi oración cuando me acuesto, cuando me despierto por la noche, y cuando me levanto por la mañana: Más cerca mi Dios de ti, más cerca de ti”. 14Carta 6, 1876, citada en Id, pp. 27-28.MDS 54.3

    Como tarde o temprano 1o descubren los esposos más maduros, en el matrimonio llegan momentos de tensión. En 1876, Jaime, con 55 años de edad, estaba llevando responsabilidades extremadamente pesadas como presidente de la Asociación General y también era el firme consejero de la obra de publicaciones. A menudo su mayor preocupación consistía en que pocos de sus colegas eran tan esforzados y valientes como él para enfrentar tos desafíos. Por ser un hombre de acción, Jaime tendía a volverse dictatorial y exigente. A veces sentía que no era apreciado. Al experimentar tos efectos de varios derrames cerebrales y el avance en edad, le asaltaban pensamientos de desaliento y resentimiento. En sus cartas a su esposa se filtraban pensamientos sombríos.MDS 54.4

    El 12 de mayo de 1876, Elena, a tos 48 años de edad, contestó una de las cartas de su esposo de la siguiente manera: “Respecto a mi independencia, no he tenido más de la que debiera tener en el asunto considerando las circunstancias. No recibo [acepto] tus puntos de vista o interpretación de mis sentimientos sobre este asunto. Me entiendo a mí misma mucho mejor de lo que tú me entiendes a mí. Pero así tendrá que ser, y no diré más con respecto al asunto. Me alegro de que estés activo y feliz, y yo me regocijo que Dios me ha bendecido con libertad, con paz y con alegría y valor. .. Acudiré a Dios en busca de dirección y trataré de avanzar de la manera en que él me guíe en el camino”. 15Carta 25,1876, citada en Id, p. 34.MDS 54.5

    Cuatro días más tarde escribió: “Me apena que yo haya dicho o escrito algo que te entristezca. Perdóname, y tendré cuidado de no iniciar ningún tema que te incomode o aflija. Vivimos en tiempos sumamente solemnes y no podemos permitimos, a nuestra edad avanzada, tener diferencias que separen nuestros sentimientos. Quizás yo no vea todas las cosas como tú, pero no pienso que me correspondería o sería mi deber tratar de que veas las cosas como yo las veo y que sientas como yo siento. Si he hecho esto, lo siento mucho.MDS 54.6

    “Quiero un corazón humilde, un espíritu manso y sosegado. Donde he permitido, en cualquier caso, que mis sentimientos se agiten, ha sido un error...MDS 54.7

    “Deseo que el yo se esconda en Jesús. Deseo que el yo sea crucificado. No pretendo tener infalibilidad, ni siquiera la perfección de un carácter cristiano. No estoy libre de equivocaciones y errores en mi vida. Si hubiese seguido más de cerca a mi Salvador, no tendría que lamentar tanto mi falta de conformidad con su querida imagen... Ya no escribiré más en mis cartas ni una línea ni una expresión que pueda causarte aflicción. Nuevamente, te digo, perdóname por toda palabra o acto que te haya lastimado”. 16IbídMDS 54.8

    Jaime y Elena escribieron sus emotivas cartas personales sin la menor idea de que algún día serían leídas por otros. A través de esas cartas adquirimos una comprensión fuera de 1o corriente sobre cómo cristianos consagrados manejaban la tensión marital, y gracias a ellas otros esposos y esposas han recibido aliento y han aprendido a manejar sus propias tensiones y conflictos. Esas cartas se han convertido en fuente de esperanza y fortaleza para muchos matrimonios modernos. 17Ver el Apéndice B donde aparece un intercambio de cartas en 1874 que revelan tensiones maritales que ambos superaron en base a su amor mutuo y a su confianza en Dios.MDS 54.9

    Su fidelidad mutua, ¿eclipsó momentos aislados de incomprensión? Ciertamente que sí. Los años venideros revelaron su amor constante y tenaz. Un año después de la carta precitada, la salud de Jaime comenzó nuevamente a fallar. Afínes de octubre de 1877, Elena les escribió a su hijo William y a su esposa Mary en Battle Creek:MDS 55.1

    “Queridos hijos: Estoy cansada esta noche. He estado tratando de completar un material para el [Health] Reformer Es difícil escribir mucho porque papá se siente tan solo que tengo que dedicarle mucho tiempo para acompañarlo. Papá está bastante contento, pero habla poco. Tenemos algunos períodos muy preciosos de oración. Creemos que Dios le devolverá la salud. Estamos de buen ánimo”. 18Carta 25, 1877, citado en Bio., t. 3, p. 73.MDS 55.2

    Larger font
    Smaller font
    Copy
    Print
    Contents